- Vecinos de las 16 delegaciones montan una ofrenda de protesta en la Seduvi
- Denuncian la invasión de predios y edificios con el apoyo de autoridades
Laura Gómez Flores
La Jornada
Con una ofrenda colocada en las oficinas de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi), vecinos de las 16 delegaciones señalaron que los proyectos inmobiliarios y la invasión de edificios patrimoniales “han llevado a la tumba a nuestras colonias”.
El apoyo de las autoridades centrales y delegacionales ha provocado que de 377 inmuebles patrimoniales con valor artístico en la colonia San Rafael, 90 estén en proceso de invasión, destrucción o expropiación para vivienda social, como el casco del ex rancho El Cebollón.
Dicho edificio, al igual que el ocupado por la embajada rusa, que datan de 1687 y 1890, respectivamente, se encuentran invadidos por gente de Super Barrio y del Frente Popular Francisco Villa, “sin que ninguna autoridad actúe para rescatarlos”, denunció Rubén Ochoa Ballesteros.
En la barranca de Tarango se busca construir un complejo habitacional en suelo de conservación, sin que las delegaciones intervengan, como ha sucedido en Polanco, en el parque Reforma Social o el desarrollo Mitikah, pese a las evidentes irregularidades que tienen, afirmaron Arnoldo Martínez y Maricarmen Martínez, del corredor Las Águilas.
La colonia Nueva Santa María, explicó Leticia Villegas, “no es ajena a la presentación de documentos falsos, cambios de uso de suelo y violación de los niveles que deben cumplir los nuevos desarrollos inmobiliarios, que han dañado casas sin que nadie pague”.
Algunos casos se tienen en la calle de Guanabana 24 y 163; la calle de Nueces, con los números 236, 138, cerrada 3 o 213, y Frambuesa 106, en este último la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial ordenó la demolición de cuatro niveles, porque sólo están permitidos tres, y “la delegación brilla por su ausencia”, afirmó.
Mientras la Seduvi y el Instituto de Vivienda “quieren matar” también a la colonia Valle Escondido, en Tlalpan, con “la enorme construcción de un edificio de 500 departamentos, cuando estaban autorizados 48, por norma 26, en Rubí 38”, comentaron otros vecinos.
Una situación similar se vive en los barrios de Los Reyes, San Francisco y Santa Cruz, donde la construcción de unidades habitacionales “va en ascenso, afectando a los habitantes con falta de servicios y con el riesgo de que se hundan porque están en zona lacustre”, aseguró Tonatiuh Tufiño, de Grupos del Lugar de Casas Blancas.
Por ello colocaron féretros con las imágenes del jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera; el secretario de Gobierno, Héctor Serrano, y la coordinadora de la Autoridad del Espacio Público, Dhyana Quintanar, a quienes “no les importa acabar con zonas patrimoniales o colonias tradicionales”, comentó Susana Kanahuati.
La mujer, vestida de catrina, comentó que el otorgamiento de licencias de uso de suelo en zonas de preservación, la autorización de más niveles de los permitidos, la omisión ante la invasión de edificios o dar manga ancha para colocar parquímetros, “es mortal”.
La “voracidad” de las inmobiliarias no tiene freno y han provocado que la imagen de la ciudad cambie totalmente y que la nueva generación de jóvenes carezca de una identidad, pues “los grandes rascacielos han cubierto a la otrora Ciudad de los Palacios”, coincidió con Arnoldo y Maricarmen Martínez.
Por ello, además de los tamales, el pan de muerto y las flores de cempasúchil, los vecinos colocaron las fotografías de las obras construidas en la ilegalidad y leyeron una calaverita a la Seduvi: “Hoy la muerte anda más que rondando, por estas instalaciones (Seduvi) anda jugando, ya que todo lo que aquí se decide pronto le estará redituando. Sin atlas de riesgo, grandes construcciones, sobre fallas y ríos entubados, sólo le queda a la parca esperar lo que tanto ha deseado”.
Anunciaron que este lunes sostendrán una reunión con funcionarios de la Seduvi, en la que expondrán todos esos casos.