Redacción Proceso
MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- La prensa extranjera arremetió contra el Peña Nieto por omitir en su mensaje del jueves referencias al escándalo de la mansión «presidencial» conocida como la Casa Blanca, por no ofrecer un “mea culpa” sobre los estudiantes desaparecidos en Iguala y por no anunciar cambios en su gabinete.
The Wall Street Journal, New York Times, LA Times, The Economist y Financial Times, cuestionaron el discurso en el que se anunció un decálogo en materia de seguridad y anticorrupción.
The Wall Street Journal destacó que aunque Peña Nieto se dirigió en su discurso a la corrupción en el sector privado, “sugiriendo sanciones para las empresas que sobornen a funcionarios del gobierno y una mayor supervisión de las licitaciones para grandes proyectos de infraestructura. No aludió a los cuestionamientos sobre sus vínculos con un constructor mexicano que ha ganado importantes proyectos de infraestructura en el país”.
Por su parte, The New York Times publicó que el Peña Nieto “mencionó la necesidad de abordar la corrupción en varias ocasiones, pero nunca dijo cómo”.
Recordó que su gobierno quitó una licitación millonaria a un consorcio encabezado por China para construir una línea ferroviaria de alta velocidad después de las críticas a su gobierno de favorecer al proyecto porque entre las constructoras estaba Higa, que ganó varios contratos cuando él gobernó el Estado de México.
“Luego se reveló que la primera dama estaba comprando en cuotas una casa ultramoderna de 7 millones de dólares – llamada “la casa blanca” en la prensa – de otra filial de la empresa, Grupo Higa […] Peña Nieto, cuyos asistentes han insistido en que no hay ningún conflicto de intereses en ambos casos, mencionó la necesidad de abordar la corrupción en varias ocasiones, pero nunca dijo cómo”.
Los Angeles Times enmarcó el anuncio de hacer publica la información detallada sobre los contratistas que asumen los proyectos del gobierno, justo cuando Peña Nieto “se ha visto envuelto en varias controversias que implican un importante contratista que fue premiado con cientos de millones de dólares en proyectos del Estado de México, mientras que Peña Nieto fue gobernador allí. Más tarde se reveló que el mismo contratista construyó una mansión de 7 millones para la esposa de Peña Nieto, una exestrella de telenovelas, y le prestó el dinero para pagar por ello. Casi al mismo tiempo el mismo contratista era parte de un consorcio encabezado por China que ganó una oferta de 4 mil millones para construir un tren bala de la Ciudad de México”.
“Peña Nieto no se refirió a estos casos específicos en su discurso del jueves”, agregó el medio angelino.
El Times también criticó que el mandatario mexicano dijera “que la seguridad ha sido la principal prioridad de su gobierno, a pesar que raramente ha hablado en público de la violencia o el tráfico de drogas, prefiriendo enfocarse en la economía”.
Por su parte, The Economist dijo que el Peña no realizó cambios en el gabinete de gobierno, en resumen, dijo, no reconoció el costo político de sus fracasos. “Él anunció varias iniciativas para combatir la corrupción y mejorar la transparencia, pero existen dudas generalizadas sobre qué tan efectivas serán”.
El primer problema, según The Economist, es que las medidas del sujeto “van a tener que pasar por un Congreso plagado de conflictos de interés, entre otras cosas porque los políticos tienen que pagar montañas de dinero ilegal para ser elegidos”.
El segundo problema “es que la propia ética política de Peña Nieto ha sido cuestionada debido al escándalo de la casa de su esposa (…) Todo eso hace que sea más difícil para él para él dar ejemplo”.
Finalmente Finacial Times publicó: “En un discurso donde puso el Estado de Derecho en el centro de la narrativa oficial y en donde prometió ‘sanciones ejemplares’ para cualquiera de las empresas que se encuentren vinculadas con funcionarios en casos de corrupción, el sujeto no hizo referencia al escándalo sobre la mansión familiar que ha maltratado su credibilidad”.
El medio inglés también destacó el hecho de que “a pesar de que expresó en repetidas ocasiones su indignación sobre los hechos ocurridos en Iguala, Peña Nieto no ofreció un ‘mea culpa’ y no anunció ningún cambio en la estructura de su gobierno”.