Patricia Padrón
Quadratín
MORELIA, Mich., 4 de diciembre de 2014.-Un enfermo de insuficiencia renal crónica debe enfrentarse a mucho más que su enfermedad, la sociedad -sin saber- los estigmatiza, los discrimina y los humilla en hechos que no deberían de ser, pero que cotidianamente pasan.
«Cuando me hacían la hemodiálisis yo sufría mucho porque de repente me caía en la calle convulsionándome, la gente que pasaba en lugar de ayudarme me decían ‘levántese borracho’ al verme vomitando, yo no sabía que decirles porque me sentía humillado, pero ellos no sabían que estaba muriéndome», es el relato de don Juan Villanueva Maldonado.
Don Juan es un paciente trasplantado de riñón, desde que fue diagnosticado con falla renal fue dializado durante dos meses, pero tras una serie complicaciones comenzó a someterse a hemodiálisis por cuatro años dos meses hasta que finalmente, hace poco más de un año, recibió una segunda oportunidad de vida.
Con los ojos aguados dio gracias a la familia que permitió la donación de los órganos de su ser querido, a los médicos que -según el entrevistado- varias veces le han salvado la vida, pero sobre todo a Dios por permitirle seguir adelante y por haber terminado con el sufrimiento físico, emocional y moral al ser víctima de discriminación.
Invitó a todo aquel que tenga en sus manos, la oportunidad de donar, a que lo hagan, ya que un gesto de generosidad como ese, cambia radicalmente la vida de las personas que esperan un milagro para salir de un mundo de dolor y sentenciados a ver mermada su salud día con día.