De 2013 a la fecha, medios nacionales han difundido gran cantidad de “denuncias” contra Pemex y CFE por diferentes motivos: abuso, contaminación, desfalcos, etc. En circunstancias normales, haríamos eco de tales notas para destacar lo que mañosamente dichos medios ocultan: la responsabilidad de los delitos recae de una u otra manera en los “funcionarios” que fueron puestos al frente de ambas paraestatales, y por supuesto, en quienes los impusieron.
La CFE no está obligada a devolver en efectivo cobros indebidos: @SCJN
Además avala corte del servicio por falta… http://t.co/qziW3mbAjX
— La Jornada (@lajornadaonline) junio 10, 2014
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Desde los altos cobros en recibos de luz, el robo hormiga a ductos de Pemex, hasta los contratos millonarios con empresas vinculadas a “políticos”, la cadena de complicidades se prolonga invariablemente a las más “altas” esferas del poder. Ahí se fraguan todos y cada uno de los delitos –cometidos por o en contra de las paraestatales—que luego dosificarán los medios según convenga para sus “notas periodísticas” en las que NUNCA señalan a los autores intelectuales, pero consiguen exacerbar la indignación del pueblo que busca informarse, envenenándolo contra sus propios intereses.
Sí, Pemex y CFE son sus intereses porque son empresas paraestatales, es decir, PERTENECEN AL PUEBLO DE MÉXICO. El pueblo no sabe esto y nadie se toma la molestia de explicarle el concepto de paraestatal (empresa pública, que pertenece al país y reinvierte sus ganancias en el país mismo). Por el contrario, desde los medios se le programa para que desprecie a dos pilares del nacionalismo –CFE en la industria eléctrica y PEMEX en la petrolera—, de modo que la privatización que está a punto de llevarse a cabo “tenga sentido” en su mente, frente al desprestigio disfrazado de “información” que se le ha implantado.
Hoy asistimos a la que probablemente será la traición “legislativa” más grande en la historia nacional. El “senado” cooptado por el PRI y AN, secundado por un PRD más domesticado que nunca, alista los dictámenes a las “leyes” secundarias en materia energética, que legalizarán varios de los delitos arriba referenciados y darán manga ancha a las trasnacionales del sector para cometer muchos más, al amparo de la contrarreforma. El PRI, hasta hace poco, se ufanaba de haber nacionalizado las industrias eléctrica y petrolera (falsamente, porque el artífice real fue el pueblo de México, no el PRI). Hoy, en un giro absurdo y demencial, descara su eterna complicidad con el PAN para exigir a voz en cuello que “se acaben los monopolios” de Pemex y CFE.
Acusar de monopolio a dos empresas nacionales es una blasfemia, producto de una mente desquiciada. Es una evidencia clara del nivel anti-patriótico al que han llegado los delincuentes que se aprestan a imponer la contrarreforma energética. Pemex y CFE pertenecen a cada uno de nosotros. Lo creado por el pueblo para el pueblo mismo, en ningún lugar del mundo puede concebirse como un “monopolio”. Pero los falsos legisladores esgrimen dolosamente este argumento maniqueo para cerrar con broche de oro su diatriba contra los intereses nacionales: “Querían que combatiéramos a los monopolios, ¿no? Pues Pemex y CFE son monopolios [¡FALSEDAD!] del sector energético, así que lo abriremos a la inversión privada”.
Mientras tanto, Peña fue a visitar a la oligarquía en la península ibérica para ponerse a sus órdenes y ofrecer NUESTRO petróleo y mercado eléctrico. Compañías portuguesas ya se frotan las manos con los negocios que se avecinan, en tanto que Iberdrola, empresa española con intereses millonarios en México desde 1998, se prepara para suplantar a nuestra CFE en proyectos de “generación renovable y convencional, redes de transmisión y otros relacionados con la industria eléctrica y del gas”. Así que, lo que antes pagábamos de mala gana a la “odiada” CFE que, poco o mucho, se reinvertía en la infraestructura nacional, ahora se lo embolsarán Iberdrola y otras empresas extranjeras sin que el país vea un solo centavo. Habrá gran cantidad de individuos embrutecidos por la televisión que aplaudirán, como focas amaestradas, una aberración apátrida como esa.
Decíamos que en circunstancias normales haríamos eco de las denuncias que se difunden profusamente en los medios por supuestos abusos de Pemex y CFE. Sin embargo, como ha quedado demostrado, las circunstancias actuales exigen que no caigamos en la trampa de los poderes fácticos y, por el contrario, organicemos un frente común para defender enérgicamente a esas empresas, NUESTRAS empresas, saqueadas y dilapadas década tras década por los criminales que han preparado el terreno para este momento: justificar la entrega de nuestro patrimonio a trasnacionales. La falsa “solución” de la privatización ya se ha llevado a cabo, demostrando su completo absurdo: TELMEX. ¿No se pretendía en aquel entonces “acabar con el monopolio en la telefonía fija”, como se pretende ahora con nuestra industria energética? ¿No decían, como hoy repiten hasta el hartazgo, que la empresa estaba acabada y en quiebra? El resultado es de todos conocido: lo que antes pagábamos al “gobierno” por un pésimo servicio, ahora engorda las cuentas de Carlos Slim –el hombre más rico del mundo en consecuencia– y TELMEX se ha convertido en el monopolio más grande, también del mundo. Lo mismo ocurrió con la televisión.
Hoy los falsos legisladores insultan nuestra inteligencia al presentarnos nuevamente esa burda falacia como la “solución” a los problemas de Pemex y CFE, cuando los problemas se llaman Pedro Joaquín Coldwell, Emilio Lozoya, José Suárez Coppel y una larga lista de “funcionarios” del PRI y AN, todos responsables del deterioro que ha hundido a nuestras empresas, pero que pese a ello, siguen siendo productivas digan lo que digan los medios o los traidores a la patria en el “Congreso”.
Los llamados “padres ABC” exigen, con toda razón, la cabeza de los altos funcionarios responsables de la tragedia en la guardería del mismo nombre, ocurrida en 2009. Sin pretender comparar la muerte de 49 niños con el desastre en Pemex y CFE, podemos decir que, al llevar casi a la quiebra a esas dos empresas, los crímenes correspondientes de robo y traición a la patria merecen también que los mexicanos reaccionemos para poner tras las rejas a todos y cada uno de los “funcionarios” que saquearon el patrimonio del pueblo.
Mientras la falsa izquierda recauda firmas –unos para “consultas” y otros para ganar votos rumbo al 2015– los ciudadanos que realmente queremos defender nuestro patrimonio perdemos tiempo valioso en simulaciones y ridiculeces sin porvenir ni objeto. Un pueblo organizado y determinado a luchar, es perfectamente capaz de paralizar al país sin una sola acción violenta de por medio, dejando indefensos al puñado de vendepatrias que, desde un fraudulento montaje institucional, tienen secuestrado a nuestro México.
Llegó la hora de rescatarlo. Queda muy poco tiempo.