Gerardo Fernández Noroña
Miguel Ángel Mancera llegó al gobierno del Distrito Federal con la votación más alta que haya recibido una coalición de izquierda desde que en 1997 se votó de nuevo para elegir al gobierno de la ciudad. Mancera fue un extraordinario candidato. Pero no llegó apoyado por el PRI, el PAN, el Verde y el PANAL sino como ya lo dije, por una coalición de izquierda. Mancera pareciera olvidar este importante origen.
Su gobierno ha estado marcado por hechos de represión que ningún gobierno de izquierda convalidaría. El brutal desalojo del magisterio de la plancha del Zócalo hecho por la Policía Federal se realizó con su consentimiento, el 13 de septiembre de 2013.
A partir de ese desalojo, Mancera ha mantenido ocupada la plancha del Zócalo con un sinnúmero de pretextos, vetándola de hecho a la manifestación política salvo honrosas excepciones.
Una de ellas fue el 20 de noviembre del año pasado, en que se realizó una jornada global por Ayotzinapa. Los padres de los normalistas desaparecidos encabezaron esa marcha que culminó con una violenta represión en pleno corazón de la ciudad y que fue realizada por la Policía Federal con el apoyo de la policía del Distrito Federal. Once presos políticos fueron enviados a penales federales de alta seguridad en esa jornada y varios a penales del Distrito Federal, sin que los enviados a cárceles capitalinas alcancen aún su libertad. Algunos de esos presos políticos del gobierno del DF fueron encarcelados en días previos a la realización de la jornada del 20 de noviembre.
Por otra parte, penosa fue la incursión de la policía capitalina a Ciudad Universitaria dando como resultado un joven estudiante herido de bala por un policía judicial (16 de noviembre de 2014). La explicación dada en esa ocasión diciendo que investigaban el robo de un teléfono celular fue tan ridícula o más que las que da Murillo Karam frente a cada problema que le toca investigar.
Podría continuar con un largo listado de desaciertos, actos represivos, acciones que parecieran indicar que el jefe político de Miguel Ángel Mancera es Enrique Peña Nieto, pero no es la intención de este artículo ni es necesario demostrar lo obvio. Sin duda, es un error mayúsculo de Mancera subordinarse al desgobierno de Peña. Éste y su partido no son aliados del gobierno la ciudad, de hecho competirán electoralmente por recuperar la ciudad en unos meses contra los partidos que llevaron a Mancera al gobierno del DF.
Mancera pareciera no darse cuenta de ello. El PRI y el desgobierno federal le han negado a la Ciudad de México hasta la elemental reforma política que nos devolvería a los capitalinos la condición de ciudadanos en igualdad de circunstancias que los ciudadanos del resto de los estados de la República. Llevan tres años trayendo como aboneros a quienes desde el GDF y el Congreso impulsan la citada reforma.
Por otra parte y en la misma ruta, el PRI y el desgobierno federal han impulsado desde los medios una campaña de linchamiento y de crítica permanente a los yerros que se cometen desde el gobierno de la ciudad, desde las delegaciones y desde la Asamblea Legislativa. Pero los responsables del gobierno de la ciudad parecieran ser invidentes políticos y se niegan a observar lo que todo mundo puede percibir.
Por si las dificultades y adversidades no fueran suficientes, pareciera no haber liderazgo político y autoridad desde el gobierno la ciudad. Que todos los delegados hayan dejado su cargo para buscar una diputación local es una barbaridad a la que no hubo autoridad política que lograra hacerlos entrar en razón. Que todos los diputados locales vayan en busca de un cargo es otro desacierto político. Creo que los diputados federales de la capital están en la misma condición que los diputados locales.
Se entiende perfectamente que al no existir la reelección en el cargo quienes tienen una responsabilidad pública busquen continuar con su carrera política. Lo que no se entiende es que pésimos delegados, y pésimos legisladores, no sean retirados de las candidaturas del PRD y se les permita ser candidatos que serán un lastre para sus compañeros en campaña. Elegir candidatos honestos y comprometidos debería ser una conducta política racional, permanente y justa. Pero aún desde el pragmatismo puro, frente al riesgo de derrota electoral que la presencia de MORENA genera esas medidas deberían aplicarse sin pretexto alguno.
Sumado a todo lo anterior, Mancera trae una caída de su aprobación como gobernante equivalente a la del propio Peña Nieto. Así las cosas, cabe preguntarse: ¿A quién sirve Miguel Ángel Mancera? ¿Qué pretende subordinando su quehacer político al del gobierno federal?
Porque si alguna duda existía de esta aseveración, basta revisar lo sucedido ayer en la capital del país. El magisterio oaxaqueño se concentra en la Ciudad de México exigiendo le sean pagados adeudos salariales existentes. Se instala en la avenida Reforma. El gobierno de la ciudad se ve el ombligo y plantea su desalojo y la Secretaría de Gobernación recibe a los maestros y les ofrece negociación. ¿Por qué el gobierno de la ciudad no hizo la gestión pertinente para que el magisterio fuera recibido y solucionada su justa demanda? ¿Por qué, si sus buenos oficios hubiesen sido rechazados, no se planteó encabezar una manifestación a Los Pinos, con el magisterio, exigiendo que éste fuera atendido y le fueran pagados los salarios adeudados por el gobierno federal? ¿Por qué ofrecerse a realizar la represión por un problema que no corresponde al gobierno de la ciudad y cuya demanda hecha por los manifestantes es absolutamente legítima y justa?
Francamente no entiendo la manera en que el jefe de gobierno de la Ciudad de México está tomando sus decisiones políticas. Él puede no hacer caso de todas las críticas que aquí se plantean, pero hace caso de las encuestas y éstas lo reprueban de manera contundente y presagian un desastre electoral del PRD en el DF. Me parece que el gobierno a la ciudad está haciendo todo para que en junio próximo el PRD tenga como resultado electoral una absoluta debacle. De ser así, en tres años, Mancera habría echado por la borda un extraordinario capital político que no le pertenecía a él en lo personal y que es producto de largas y difíciles luchas de la izquierda en la capital del país. Si el beneficiario de este desastre es MORENA vaya y pase, pero si regresa la derecha a la ciudad, la responsabilidad recaería en el actual gobierno. Nunca es tarde para recapacitar.
«El pueblo tiene derecho a vivir y a ser feliz»
Gerardo Fernández Noroña.
México D.F. a 10 de febrero de 2015.
Que tal, señor Noroña, es un gusto poder escribirle y más será el gusto sí usted llegara a leer estas líneas que, me imagino y encontrara tediosas; más allá de la crítica y observación que es su artículo hacia la forma tan alineada de Mancera para con el gobierno federal, quisiera preguntarle ¿Qué acaso usted no conoció en lo personal al señor Mancera? usted a quien yo admiro, ¿No fue capaz de percatarse si en él, hay ese sentimiento de solidaridad? ese sentimiento que como diría Ernesto “Che” Guevara, nos hace capases de sentir las injusticias cometidas en contra de cualquier persona; usted ¿Vio en él la capacidad de un izquierdista? ¿Por qué apoyó su candidatura? Me encantaría leer su respuesta. Gracias por hacer todo lo que hace por los mexicanos que estamos siendo pasivos y cómplices de las vulgaridades e injusticias cometidas por los que están en el poder…
Patria y Libertad, nos lo merecemos