México, 13 de agosto 2016 (NOTIGODÍNEZ).- Ahí tienen las consecuencias de permitir que un reverendo ignorante, pero eso sí con muchas malas mañas, tuviera acceso a las arcas públicas municipales.
El flamante «alcalde» priista (abanderado del satélite priista llamado «Partido Social Demócrata») de Cuernavaca, Morelos, Cuauhtémoc Blanco Bravo, ex futbolista de Televisa sin experiencia política alguna, fue acusado esta semana de desviar recursos del erario municipal en beneficio de sus familiares.
De acuerdo con el diario La Jornada, Harold Zavaleta Batalla, defenestrado titular de la Secretaría de Desarrollo Sustentable de Cuernavaca, fue quien presentó la denuncia contra su expatrón.
La acusación formal fue presentada el pasado 8 de agosto por el exfuncionario, quien responsabiliza a Blanco de entregar recursos públicos del municipio a sus familiares.
Concretamente, Zavaleta Batalla denunció que Blanco le dio la orden directa de depositar la cantidad de 20 mil pesos mensuales a ocho integrantes de su familia.
El exfuncionario nombró a Leonardo Silva Viciconde, José Antonio Bravo Molina, Ricardo Bravo Molina, Ulises Bravo Molina, Mauricio Silva Bravo, Hortensia Molina Bravo, Ángel Blanco Bravo y Leonardo Carlos Silva Bravo, como los ocho familares beneficiados con esta erogación ilegal de recursos.
Zavaleta aseguró que no cumplió con la orden y no depositó el dinero a los citados familiares de Blanco, exigiendo que se investigue a la «gestión» del exfutbolista.
A mediados de julio pasado, en medio de una serie de diferendos con los cerebros que lo llevaron al poder en Cuernavaca, Blanco anunció su deslinde definitivo del PSD e hizo rodar las cabezas de sus principales colaboradores, entre ellos su secretario municipal y antiguo aliado, Roberto Yáñez.
Días después de la separación, Yáñez aclaró que nunca fue despedido y que él había decidido renunciar voluntariamente. Desde entonces, se ha presentado un jaloneo de acusaciones en las que se señala a Blanco por ineptitud, manejo irregular de recursos y despilfarro del dinero de los cuernavacenses.
Éstas son las consecuencias de permitir que engendros y lacras sociales usurpen el poder en este país. ¡Claro! Si los mexicanos están manteniendo a un asesino iletrado en Los Pinos, cualquier otro desfiguro es posible en el delirante teatro del absurdo llamado México.
Con información de La Jornada