Redacción Proceso
MÉXICO, D.F. (apro).- En menos de una semana, otro reportero veracruzano se ve envuelto en líos con la justicia.
Se trata de Alberto Hernández Sánchez, reportero del diario Tribuna de Xalapa, Veracruz, quien el pasado martes 15 fue detenido por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) del estado apostado en un retén para pedirles ayuda porque momentos antes había sido asaltado.
De acuerdo con su versión, caminaba cerca de la congregación Paso del Toro, del municipio de Xalapa, cuando fue amagado por un criminal que lo despojó de más de 7 mil pesos que acababa de cobrar por su trabajo.
Inmediatamente después del asalto, Hernández Sánchez pidió un “aventón” a un automovilista que pasaba por el lugar y en pocos minutos llegó al retén de la Policía Estatal Acreditable, ubicado en la congregación El Castillo, donde solicitó ayuda para atrapar al asaltante.
Los policías hicieron caso omiso a su demanda de auxilio bajo el argumento de que tenía aliento alcohólico. Ante la negativa, Alberto hizo una llamada a la línea de emergencias 066.
En ese momento los uniformados le preguntaron en qué trabajaba. Cuando dijo que era periodista y que laboraba en el diario Tribuna, lo sometieron y despojaron de las pocas pertenencias que llevaba, entre ellas su teléfono celular.
“Ahora sí valiste, hijo de la chingada, con que trabajas en el Tribuna, ¿no?”, amenazaron los policías mientras lo golpeaban. Uno de ellos tomó fotos y videos de la “acción”, al tiempo que los otros reiteraban: “Ya valiste”.
Cuando preguntó de que lo acusaban, le soltaron: “Por ser de prensa y del diario Tribuna”. Luego hicieron una llamada telefónica para pedir “refuerzos”.
Confundido, Alberto insistió en preguntar por qué lo detenían. Y como respuesta recibió un: “¡Cállate el hocico, te va a cargar tu puta madre!”.
Escuchó que desde el cuartel de San José enviarían una patrulla “especial”. A golpes, los policías lo subieron a la batea de la camioneta, como si se tratara de un delincuente.
Lo pasearon por colonias marginales de Xalapa, mientras recibía puñetazos y puntapiés.
“Yo pensé: ya valí, estos cabrones me van a llevar a otro lado, tuve mucho miedo”, relata Alberto, según información publicada en el portal Plumas Libres.
Posteriormente, el reportero fue trasladado al cuartel de San José, sede de la Policía Acreditable. Ahí, de nueva cuenta, preguntó el motivo de su detención y otra vez recibió una golpiza.
Desde su llegada a los separos pidió que le permitieran hacer una llamada para avisar a sus familiares dónde se encontraba, pero ese derecho le fue negado.
Cuando finalmente pudo avisarle a su hija, ésta se presentó en el lugar donde estaba detenido, pero le advirtieron que no lo dejarían ir hasta que fuera “fichado” y pagara una multa.
Alberto se negó a ser fotografiado y a que le tomaran sus huellas dactilares. “Yo no cometí ningún delito, ¿por qué me van a tomar fotos y mis huellas”?, dijo a los policías. De nada sirvió. Con violencia, los uniformados le entintaron ambas manos y lo pararon frente a las cámaras para la ficha signalética.
“Tienen mi domicilio, tienen mis huellas y mis fotos. No se vale. ¿Qué hice yo para que violaran mis derechos de esa forma?”, insistió.
Después de pagar 300 pesos, Alberto Hernández Sánchez fue lanzado a la calle bajo amenazas.