Nelly Toche y Manuel Lino
El Economista
Hay quienes aseguran que el consumo de carne es dañino o, al menos, no tan bueno como pudiera serlo una alimentación vegetariana. Sobre lo que ya no parece haber dudas es que el consumo de carne de vaca es dañino… y también para el medio ambiente.
El estudio “Tierra, agua de riego, el gas de efecto invernadero y las cargas reactivas de nitrógeno de la carne, los huevos y la producción de leche en los Estados Unidos” demuestra que el impacto de los productos lácteos, aves de corral, carne de cerdo y los huevos son comparables entre sí en cuanto a sus costos ambientales. Sin embargo, la carne de vaca requiere 28 veces más tierra, 11 veces más agua de riego, seis veces más fertilizante nitrogenado y genera cinco veces más emisiones de gases de efecto invernadero. Esto se traduce a que las cargas ambientales de la producción de carne son muy superiores a las cargas impuestas por otros tipos de ganado y de productos básicos vegetales.
Esto se traduce en una fuente importante de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y de contaminación del agua. Por su parte, la papa, el trigo y la producción de arroz, en promedio, requieren dos a seis veces menos recursos por caloría consumida que el ganado vacuno.
Por ello, Gidon Eshel, autor principal de este artículo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences destaca la necesidad de comprender el impacto que este tema tiene para el planeta Tierra y sus efectos ecológicos a largo plazo.
DECISIONES POLÍTICAS Y PERSONALES
La investigación está hecha con datos de los Estados Unidos, donde el ganado vacuno es la segunda categoría de animales más populares en la dieta de aquel país y que representan 7% de todas las calorías consumidas.
El estudio también refleja que los productos lácteos, que son la categoría más popular, curiosamente, no son comparables en costos ambientales a la carne de vaca, sino a la de cerdo, las aves de corral o los huevos de gallina.
Con este artículo también se pretende que los resultados se vean reflejados en las actuales políticas agrícolas en diferentes latitudes, pues aunque están basados en datos de Estados Unidos los datos reflejan las prácticas actuales en muchos otros lugares.
Los resultados del estudio también pueden guiar las opciones dietéticas personales para que cada persona contribuya de manera directa al mejoramiento del medio ambiente.
—¿Cómo se compara el costo ambiental de la producción de carne de res con otros costos ambientales? Es decir, ¿qué tan relevante es?
Hablemos de las GEI. La producción agrícola de EU equivale a alrededor de 10% del total. Debido a que la producción de alimentos tiene muchas otras partes, el total por alimentar a la nación es de 20 a 25% del total. En comparación, la industria equivale a una tercera parte en general.
—¿Esperarías que el costo ambiental de producir carne de res fuera diferente en países como México, con menos tecnología agrícola?
Sí, los costos varían significativamente en los diferentes países. Sin embargo, no necesariamente se aplica una simple fórmula de “a menor industrialización y producción menos intensiva, menor el impacto”. De hecho, algunos sistemas de muy baja intensidad emiten más GEIs y requieren mucha más tierra los más intensivos e industrializados. No sé lo suficiente sobre México para ser más específico.
—¿Tienes propuestas específicas de lo que debería hacerse con respecto a tus resultados en Estados Unidos? ¿Y en otros países?
Las tenemos. Las sencillas son:
- Siempre que sea posible, trate de sustituir los elementos basados en animales en su dieta por una alimentación basada en plantas. En general es verdad, aunque no siempre, que un producto vegetal supera a una alternativa basada en animales, ambientalmente hablando.
- Si usted todavía quiere consumir artículos de origen animal, siempre que sea posible, trate de sustituir a la carne de vaca en su dieta con alguna otra de las siguientes categorías: carne de cerdo, aves de corral, productos lácteos o huevos. Cada una de ellas supera a la carne de vacuno, ambientalmente hablando.
MEDIO MÉXICO, PARA LOS GANADOS
Un vistazo a las cifras oficiales para darnos cuenta de que México es un gran productor de carne de res.
De acuerdo con la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, México ocupa el séptimo lugar como productor mundial de proteína animal, pero es el sexto productor mundial de carne de res; se producen 1.8 millones de toneladas anuales y cada año se exportan 1.2 millones de bovinos en pie.
Además de lo anterior, la superficie dedicada a la ganadería es de 113 millones de hectáreas, lo cual equivale a más de la mitad del territorio nacional con una diversidad de especies, principalmente vacas y toros, seguida de cerdos, pollos, cabras y borregos.
Nuestro país alberga al rebaño más grande de América, con alrededor de 9 millones de cabras y se producen 42,000 toneladas anuales de carne.
A nivel mundial, ocupamos el sitio 22 como productor de borrego, con 58,000 toneladas anuales; tenemos la décima industria más importante de carne de cerdo, con 1.2 millones de toneladas, y el quinto lugar en producción de pollo, con 2.8 millones de toneladas.