Comunidad aislada en Zongolica, Veracruz, sobrevive sólo con agua de lluvia desde hace 80 años

Rodrigo Soberanes y Celia Díaz García
La Jornada

Zongolica, Ver.- Hace casi 80 años, unos hombres perseguidos llegaron al cerro más alto de la sierra de Zongolica y fundaron una comunidad. Sobrevivían con agua de lluvia; ahora son unas 200 personas y aún reciben sólo el agua que les cae del cielo.

Desde la comunidad Adolfo Ruiz Cortines, que en 1960 recibió el título de ejido, se ven los demás cerros hacia abajo. Ahí viven marginados entre los marginados, en la lejanía de una de las regiones más pobres de Veracruz y del país.

Llegar hasta ahí en auto –en viaje sin escalas y con buen clima– toma casi tres horas desde la cabecera municipal de Zongolica. El nivel de prosperidad de las familias se mide por la capacidad de almacenaje de agua de lluvia que tienen. “Cuando llueve juntamos el agüita y esa la ocupamos”, dice doña Pascuala Amezcua Xochicale, habitante de la comunidad.

“Cada familia consigue su depósito, aunque sea pequeño o chico. Hay quienes no cuentan ni con rotoplás para guardar”, dice Moisés Chipáhuatl Mazahua, subagente municipal de Adolfo Ruiz Cortines. Y cuando no llueve, se arma un desfile de señoras cuesta abajo con cubetas, costales de ropa y niños que las acompañan. Bajan una hora y luego suben en más de dos con un esfuerzo enorme para cargar su ropa mojada y sus cubetas llenas.

“Aquí en tiempos de calores bajamos lejos a lavar con nuestros niños la ropa y costales”, dice doña Pascuala, en la tranquilidad de un domingo en su comunidad, acompañada de unas 15 señoras que respaldaban sus dichos durante la entrevista.

Moisés Chipáhuatl lamenta que no hay agua suficiente para llevar limpios a los niños todos los días a la escuela y sólo los pueden bañar cada tres días para que no se vacíen sus recipientes. “No nos alcanza para que los niños vayan a la escuela limpios. No hay suficiente agua para asear a los niños a diario”, se lamenta el funcionario.

La comunidad del ejido Adolfo Ruiz Cortines está en gestiones para que les hagan llegar el agua potable, pero lo más que pudo hacer su municipio, Zongolica, es prometer llevarles el servicio seis kilómetros abajo. Entonces, si quieren tener agua potable, tendrán que conseguir una bomba que aviente el agua hacia arriba y eso les recuerda a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y sus tarifas que “asustan”.

Están destinados a los grandes esfuerzos. Su privilegio, como cuando llegaron los primeros hombres, es sobrevivir. “Entonces había mucha persecución. Se vinieron a refugiar y nos dejaron aquí en punta de selva”, recuerda Alfonso Rodríguez, originario del lugar.

Desde la lejanía, los nietos de los fundadores –que recorrieron 15 kilómetros cargando 25 postes de luz construidos con cemento para alumbrar su comunidad–, le hacen un llamado a las autoridades a que atiendan su añeja crisis humanitaria.

Hartos de ser ignorados

Habitantes de la zona serrana de Zongolica adheridos a la Alianza Regional Indígena (ARI) se manifestaron hartos de ser utilizados e ignorados por los grupos de poder, pues mientras unos les prometen miles de apoyos con los diversos programas federales que nunca les llegan, la autoridad encargada de hacerles justicia por estos abusos los ignora.

Claudio Marino Castillo Pacheco, integrante de la Alianza, refirió que tuvieron que trasladarse desde diversos puntos de la sierra de Zongolica a la ciudad de Córdoba, a la subprocuraduría para interponer, una de las tantas denuncias, debido a que en su zona son ignorados por la Ministerio Público; Justina Reduncindo, de quien no dudan que reciba dádidas por ignorarlos.

Y es que explicó, desde 2009 se les buscó integrar en un programa federal llamado Tu Casa, en el cual prometieron tener una vivienda digna con pocos recursos, sin embargo, les solicitaron un monto de 17 mil 500 pesos para acceder, cuando realmente el costo era de sólo 3 mil 500 por beneficiado.

Creyendo al inicio en las personas que promocionaron el programa consiguieron el recurso para aportarlo, sin embargo seis años después no hay nada, por lo que interpusieron la denuncia en Córdoba al ser ignorados por su agente del MP.

Otro de los casos en los que fueron timados fue el de Semarnat, en el que también prometieron un apoyo de 28 mil pesos por cuatro hectáreas para reforestación, y sin embargo sólo recibieron 2 mil pesos, lo que habla de una fuga de dinero considerable que quedó entre los funcionarios y los promotores.

Así como éste, a decir del integrante de la Alianza, existen muchos programas federales que se supone son para abatir la pobreza y de los que al final resultan timados, por lo que indicó, “están hartos de ser usados”.

Mientras se hablan de programas sociales para el indígena denunció, en la sierra siguen batiendo el sol descalzos. Estos casos son turnados a la autoridad buscando justicia, sin embargo, se enfrentan a otro problema, la corrupción de la ministerio público de Zongolica, Justina Reduncindo, lamentó el entrevistado.

Hartos de la situación incluso, no dudan iniciar movilizaciones, pues si no obtienen respuesta por las autoridades entonces irán a las manifestaciones, advirtió.

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