México, 11 de mayo 2016 (NOTIGODÍNEZ).- A través de una carta abierta difundida en redes sociales, la activista conocida como TuiteraMx cuestionó duramente a la politóloga Denise Dresser Guerra, quien destapara su interés en participar como candidata «independiente» en las elecciones presidenciales de 2018, usando como bandera la lucha de los 43 normalistas de Ayotzinapa, así como las recomendaciones del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre el caso.
Ayer, el diario El Financiero difundió un fragmento de una entrevista que realizó a la excolaboradora de Carmen Aristegui, en el que Dresser sentencia que «no le queda de otra más que lanzarse al ruedo» para, desde la presidencia, empujar las causas enarboladas por el movimiento que busca justicia por los 43 normalistas de Ayotzinapa, desaparecidos hace 19 meses a manos de fuerzas del régimen usurpador y que, según su mañoso punto de vista, nadie más impulsará.
«Estaba sentada en el auditorio escuchando al Grupo Interdisciplinario de Expertos [Independientes] sobre Ayotzinapa, hablar de las 20 recomendaciones que dejaban tras de sí, que trascienden Ayotzinapa, que tienen que ver con estado de derecho, que tienen que ver con independencia de los fiscales, que tienen que ver con el combate a la corrupción. Y yo pensaba, ¿quién va a coger esta bandera?, ¿quién va a empujar estas causas? Carajo, si nadie las empuja, ¡pus me voy a tener que lanzar al ruedo y no me va a quedar de otra!», fue la respuesta de la simuladora y pretenciosa Denise Dresser, a pregunta expresa sobre si se le verá como candidata en los «comicios» de 2018.
Dresser ha sido cuestionada en fechas recientes sobre todo en las redes sociales, tras protagonizar una serie de incongruencias entre sus dichos y sus hechos, particularmente desde que se revelaron los altos honorarios que cobra a partidos políticos e instituciones públicas.
En ese contexto, TuiteraMx difundió una carta abierta con la severa crítica a las pretensiones de Denise Dresser, quien, a ojos de muchos de sus seguidores, exhibe cada vez con mayor descaro su complicidad encubierta con los delincuentes que usurpan el poder en este país.
A continuación, la carta íntegra de la activista:
Mira que hay que tener la cara muy dura, Denise Dresser, para atreverse a decir «si no lo hago yo, ¿quién carajos va a tomar esa bandera?» para referirte a los 43. ¿Qué sabes tú de ponerte en chinga para conseguir alguien que preste una camioneta, juntar para la gasolina, organizarse en brigadas para acompañar a los padres de los normalistas? ¿Qué sabes del hostigamiento de la policía federal o el ejército cada vez que se arma una caravana? ¿Cuántas veces has estado en el Plantón por Ayotzi, cuidando que los haters del partido de tu gran amiga Margarita Zavala no hagan destrozos, o simplemente compartiendo una noche con ellos? ¿Cuántas veces te han amenazado (en la vida real, no en el mundo virtual de Twitter donde muchos hemos sido amenazados, algunos incluso por ti), o te ha perseguido la policía de Mancera solo por estar en el plantón o en una marcha? Los 43 son un símbolo que representa a todos los demás desaparecidos de este país. ¿Por qué no has dicho nada de los más de 300 mil desaparecidos en el sexenio calderonista? ¿Por qué no alzaste la voz por los más de cien mil asesinados por el marido de tu amiga Margarita, con quien posaste para fotos mientras ella y tú callaban ante el escandaloso número de muertos y desaparecidos? Callas ante esas cifras porque eres cómplice; tú ayudaste a Calderón y Zavala a llegar a Los Pinos y legitimaste el fraude, lo aplaudiste e hiciste mutis ante su escandalosa evidencia. ¿Con qué cara te atreves a decir que si no eres tú, nadie va a levantar la cabeza por los 43 y sus familias, cuando avalaste al primer presidente mexicano que superó el número de muertos y desaparecidos de la dictadura argentina?
Ya ni hablemos de ese discurso tuyo del voto nulo, mientras cobrabas 500 mil pesos por conferencia al partido del genocida Felipe Calderón, porque siempre supimos que era una farsa. Es escandaloso tu cinismo, tu falta de tacto, de empatía hacia los movimientos sociales, hacia los mexicanos de a pie. Y lo es a tal grado, que te atreves a usar una tragedia que marcó un antes y un después en la historia de este país para hacer campaña. Queda claro que fue tu tesis doctoral y te graduaste con honores de la escuela de la clase política más cínica y corrupta de este país, de esa que urge erradicar, que solo empobrece el debate y el entorno.
Felicidades, al mismo tiempo dejaste al descubierto tu verdadero ser, ese que muchos conocíamos bien desde que te reunías «en secreto» con el embajador gringo en turno, ahí en Reforma, unos meses antes de los procesos electorales presidenciales; desde que jugaste al voto nulo; desde que abandonaste a Aristegui cuando ya no te fue útil; desde que buscaste infiltrar a tu hijo con el padre Solalinde; desde que amenazaste con encarcelar a quien difundiera la información que Wikileaks tiene sobre ti. Te conocemos de sobra, Denise.
Deberías por lo menos ofrecer una disculpa por tratar de utilizar al GIEI, acosado y hostigado por los correligionarios de tu amiga Margarita; y deberías también dejar de intentar usar esa tragedia y ese movimiento para hacer campaña. Tienes todo el derecho a lanzarte como candidata, y desde ahí tendrás que explicar cómo es que ese sistema electoral que no funcionaba hace un año, de pronto es lo suficientemente bueno como para jugar en él; pero usa tus propios méritos, no uses las luchas ajenas, esas que no conoces ni te preocupan, porque no te lo vamos a permitir.
TuiteraMx, por tu carta parece que tú tienes todas las credenciales ¿por qué no te lanzas? Y te pregunto: ¿no me puedo indignar hasta la rabia por Ayotzinaopa porque alguna vez creí en el sistema? ¿No puedo gritar por los desaparecidos porque nunca he marchado? No defiendo a Denisse, sino su derecho a manifestarse por quien quiera, cobrar lo que quiera y relacionarse con quien quiera… y hasta el momento me parece que es el personaje más capaz en el escenario político nacional.