Yadira Llaven
La Jornada
En el último lustro, y bajo el amparo de las autoridades, por lo menos en tres nosocomios del gobierno de Puebla se comercializa a la vista de todos el llamado “oro rojo” o sangre humana. Se trata del Hospital de Acatlán de Osorio, de la Secretaría de Salud del estado (Ssa), y los nosocomios de San Alejandro y San José Especialidades, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en la ciudad capital.
Esta situación abre la puerta a una posible red de traficantes de sangre y otros tejidos humanos en Puebla, como revelaron usuarios consultados, quienes pagaron hasta 3 mil pesos por una bolsa de casi medio litro del líquido.
Una unidad de sangre de 450 mililitros sirve para salvar hasta cuatro vidas. Es por ello que la importancia del fluido lo ha colocado como uno de los compuestos más redituables de venta clandestina.
Como se documenta con la exhibición de Recibos Únicos Estatales (RUE), personal del Hospital General de Acatlán de Osorio, enclavado en la Sierra Mixteca, lucró con la venta de sangre humana hasta por 2 mil 522 pesos el paquete globular.
De acuerdo con el Artículo 42 de la Ley General de Salud se impone de seis a 17 años de prisión y una multa por el equivalente de 8 mil a 17 mil días de salario mínimo vigente a quien comercialice con órganos, tejidos, incluyendo la sangre, cadáveres, fetos o restos de seres humanos.
El RUE es un comprobante oficial foliado del servicio que presta la unidad médica, y que incluso si llegara a extraviarse el documento, el responsable de su resguardo tiene la obligación de notificarlo ante el Ministerio Público.
Esta casa editorial cuenta en su poder con siete RUE, de 2010 a 2013, documentos estampados con el sello del nosocomio y firmados por la responsable del área, donde se describe el servicio de la venta del tejido.
La papelería legal tiene la clave 0801, y vienen foliados con los números: 822, 917, 87810, 87942, 890209, 890210 y 953481.
Sin embargo, los recibos también revelan que la sangre fue vendida a pobladores de Piaxtla, Acatlán y Chinantla, la mayoría de la región Mixteca del estado, donde se concentra el mayor número de comunidades de origen indígena y con pobreza extrema, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Llama la atención que los RUE, llenados a mano, no cuentan con una clave de servicio ni nivel de cuota, lo cual, según trabajadores de la Ssa consultados por esta casa editorial, indica que el recurso no va a parar a las arcas del gobierno estatal, a través de la Secretaría de Finanzas.
Con ello, se estaría incurriendo en dos delitos más: la comercialización de sangre y el desvío del recurso públicos.
Según información que proporcionan los documentos, vecinos de la zona pagaron en 2010, 679 pesos por paquete globular, lo cual incrementó a 2 mil 552 pesos, con la entrada de la nueva administración estatal, con el panista Rafael Moreno Valle Rosas.
Uno de los agraviados, quien pidió el anonimato por poner en riesgo su integridad, culpó al director del nosocomio de Acatlán, Raúl Palma Guzmán, de solapar una “mafia” integrada por médicos, trabajadores sociales y enfermeras.
El declarante expuso que, como es identificado por el personal del hospital, no se atreve a denunciarlos ante las autoridades judiciales de la localidad.
Por lo que se llegó a la conclusión que decenas de personas han pagado hasta 3 mil pesos, por unidad de sangre, cuando una persona requiere de intervención quirúrgica y no cuenta con donadores.
El Hospital General de Acatlán no cuenta con un área de sangrado, por lo que las unidades de sangre que vende tienen que ser solicitadas previamente al Centro Estatal de la Transfusión Sanguínea, en la capital poblana.
Franeleros, la mayoría de los “donantes” en San Alejandro
Un caso similar ocurre en las inmediaciones al Hospital San Alejandro del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde vendedores de sangre que se hacen pasar por donantes, deambulan de un lado a otro del nosocomio lucrando con la necesidad de los pacientes.
Uno de los especialistas que labora para el nosocomio, y quien omitió su nombre por obvias razones, comentó, “hay personas que vienen a vender sangre hasta más de una vez por mes, y ya se les tiene identificados, pero no se puede hacer nada al respecto si no hay denuncia”.
El galeno reveló que la mayoría de los vendedores del fluido son franeleros o personas dedicadas a limpiar y vigilar a los automóviles estacionados en la calle.
También hay personas que andan a la caza de quienes quieran vender su sangre para apoyar a un familiar necesitado.
El entrevistado dijo que hay quienes ofrecen su sangre por distintas cantidades de dinero, que pueden ir de los 300 a los mil pesos, más el desayuno, lo cual constituye una actividad ilegal, “porque vender o comprar sangre es un delito”.
Señaló que operan como “vendedores profesionales”, y dejó entrever que la mayoría no cumple con los requisitos básicos para donar sangre, como la institución exige.
Estas personas, sin embargo, representan un número mínimo respecto al total de postulantes para la donación que se presentan diariamente, los que pueden alcanzar hasta un centenar en promedio.
Extrañamente, en el Hospital General número 36 del IMSS, mejor conocido como San Alejandro, hubo una persona formada para donar sangre, que refirió ser la segunda vez que acude al nosocomio en menos de un mes, pues le pidieron una muestra de sangre nueva, porque la otra supuestamente “salió mal”.
Mensualmente el banco de sangre del Hospital General de San Alejandro proporciona 2 millones 250 mil mililitros de sangre; es decir, cinco mil bolsas de 450 mililitros cada una, tanto a los derechohabientes del nosocomio como a pacientes de otros sanatorios.
Esto permitió que en junio pasado, el Instituto Licon, un organismo constituido para proporcionar a los profesionales actualización continua para elevar los niveles de salud en la población mexicana, le otorgara el premio a la excelencia 2013.
El nosocomio logró posicionar su servicio como el mejor entre los más de 500 bancos de sangre de la República Mexicana y que cuentan con estudios que garantizan la calidad del líquido.
“Los resultados obtenidos califican al banco de sangre del hospital San Alejandro como uno de los mejores entre más de 500 bancos de sangre de la República Mexicana. Los estudios que se realizan en el banco de sangre son para determinar anticuerpos contra el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), anticuerpos contra hepatitis C, antígeno de superficie de la hepatitis B, sífilis”, declaró el delegado del IMSS en Puebla, Rodolfo Reyes Coria.
Estos estudios se realizaron cada uno de los donadores de banco de sangre y pacientes de la unidad, detalló el funcionario federal.
Según las cifras del mismo nosocomio, es que en el último año, el hospital San Alejandro no tuvo un solo donador altruista e incluso semanalmente detectaron a por lo menos dos ciudadanos que pretenden comercializar su sangre.
Hasta las clínicas estéticas vende sangre para obtener plasma
Aunque no existen datos exactos sobre el número de clínicas estéticas en el estado, es evidente que en los últimos años quedó demostrado que es un negocio redituable en Puebla.
Uno de los servicios que ofrecen estas clínicas, algunas no regularizadas por las autoridades sanitarias, es el rejuvenecimiento a través de la inyección de plasma, un fluido derivado de la sangre.
De acuerdo con el cirujano plástico, Roberto Ramírez, de la clínica San José de Puebla, el plasma es un tratamiento antiedad que consiste en extraer una cierta cantidad de sangre para luego obtener un producto con abundantes plaquetas.
“Éstas son las encargadas de reparar y regenerar los tejidos, por lo tanto las inyecciones de plasma ayudan a activar y motivar las células y a renovarse, produciendo más colágeno, mejorando las arrugas, la calidad de la piel, tratando la flacidez y ganando tersura”, explicó.
El plasma dijo se aplica en cualquier zona de la cara, como en las arrugas de la frente (que en los hombres suelen ser las más prominentes), alrededor de los labios, en el cuello y en las manos. También se emplea para frenar la calvicie, infiltrando la sustancia directamente sobre el cuero cabelludo, protegiéndolo y alimentándolo, fortaleciéndolo y parando su caída.
El especialista aclaró que no todas las personas interesadas en quitarse las arrugas se les puede sustraer sangre y después separarla en plasma, a través de un procedimiento de centrifugado.
Por tal razón, reveló que en algunas clínicas estéticas de Puebla también está a la venta pequeñas cantidades de sangre, a fin de obtener este suero proteico que es el plasma.
“Desconozco cómo se da ésta red clandestina de la venta de sangre, pero es un hecho que en muchas clínicas de la ciudad de Puebla está a la venta el tejido para quienes requieren del tratamiento estético”, refirió Ramírez.
Fuente: La Jornada