México, 25 de agosto 2016 (NOTIGODÍNEZ).- El periodista y escritor Álvaro Delgado Gómez, colaborador de la revista Proceso, fue amenazado de muerte a través de grabaciones enviadas a su cuenta de la red social Twitter.
El motivo de las amenazas fue la publicación de su más reciente libro, «El Amasiato. El pacto secreto Peña-Calderón y otras traiciones panistas», en el que revela un convenio entre ambos usurpadores para simular alternancia y mantenerse en posesión de la presidencia.
Ayer miércoles 24 de agosto por la tarde, Delgado recibió un tweet desde la cuenta @fidelmariguano que incluía una grabación de 20 segundos con el siguiente mensaje:
“Lo tenemos bien ubicado. El patrón está muy enojado con las pendejadas del libro que anda publicando. Le digo: usted está muerto. De ésta usted no se libra, está más que muerto. El patrón está molesto, señor Álvaro, se lo repito”.
Por la noche, alrededor de las 21:52 horas, la misma grabación fue renviada desde otra cuenta, @8nja, y el texto: “El Patrón ya dio la orden”.
Luego de que Proceso diera cuenta de las amenazas, el cobarde agresor eliminó el mensaje aunque su cuenta, de reciente creación, sigue abierta pero sin mensajes.
Álvaro Delgado ya había presentado una denuncia ante la Fiscalía especializada de la Procuraduría General de la República (PGR) por amenazas de muerte que recibió poco antes de la publicación de su libro, en mayo de este año.
El colaborador de Proceso se suma a una larga lista de periodistas, activistas y opositores al régimen usurpador del asesino de Atenco, Enrique Peña Nieto, que han sido objeto de cobardes amenazas de muerte en redes sociales siguiendo el mismo patrón: mensajes amenazantes con imágenes adjuntas de sujetos portando armas de fuego. En este caso, los agresores han pasado a las amenazas verbales a través de audio.
Apenas el pasado martes, el periodista Julio Hernández López, autor de la columna “Astillero” en el diario La Jornada, estuvo recibiendo el mismo tipo de amenazas de muerte. Sobre ellas habló en su columna siguiente:
“Se ha vuelto frecuente en el mundo de Internet, sobre todo en Twitter, la emisión de mensajes amenazadores contra periodistas y activistas. El tono y la estética escogidas son similares: hablan de patrones que ya se cansaron de ser criticados y, por tanto, hacen saber a sus subordinados que ha llegado la hora de dar muerte a quienes les hacen enojar. Suele usarse la palabra compa y se añaden fotografías de sujetos con armas de fuego e incluso de cuerpos destazados o crudas escenas sangrientas. La actividad abierta de esos supuestos asesinos a sueldo no genera ninguna búsqueda especial de parte de órganos del Estado mexicano, que cuenta con una policía cibernética.
“Los afectados terminan dejando que corran esas amenazas porque es preferible suponer que no son verdaderas y que, cuando de verdad se da una orden de ejecución, no se avisa por vías tuiteras. Además, recurrir a las autoridades puede ser una forma de abrir la puerta a la injerencia de cuerpos policiacos que muchas veces están infiltrados por los propios delincuentes, además de que se crean condiciones para eventuales venganzas de los sicarios reales o de quienes deseen aprovechar esas circunstancias para adjudicar acciones criminales reales a esos tenebrosos amenazadores, en represalia por haber sido denunciados, investigados y eventualmente castigados», cita Proceso a Hernández López.
El dirigente de la Asamblea Nacional por la Independencia de México (ANIMO), Gerardo Fernández Noroña, también es blanco frecuente de amenazas por parte de estos cobardes agresores. Sin embargo, el líder de izquierda sí ha enfrentado violencia física real disfrazada de robos o incidentes «fortuitos».
Con información de Proceso
