- Los músicos subsisten, como muchos mexicanos, dobleteando, asegura líder del gremio
- La crisis ha pegado tan fuerte que la música ya es “un bien de lujo”
- El trabajo escasea en ferias y palenques, y muchos grupos tienen que pagar “derecho de piso”
- El sindicato pone en marcha una escuela en Toluca para fomentar la educación musical
Paty Muñoz Ríos
La Jornada
A los músicos mexicanos los ha golpeado una doble la crisis: la económica y de inseguridad, al grado que se han reducido entre 60 y 70 por ciento el trabajo y las contrataciones para quienes se dedican a esta profesión.
“El trabajo ha escaseado, muchos grupos tienen que pagar derecho de piso para poder seguir trabajando; ferias, palenques y actos musicales se han reducido al mínimo. La vida nocturna con música en vivo ya casi desapareció”, señalan.
Incluso, muchos grupos emigraron a Estados Unidos y se padece el abaratamiento de la profesión. Además, ya no existen las compañías de grabación nacionales, y se desplaza el talento nacional por el de los extranjeros”, expone el secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Música de la República Mexicana, Filemón Arcos Suárez.
En entrevista, indicó que se buscan caminos para impulsar al gremio, ya que estos trabajadores no tienen seguridad social, por lo que ellos mismos pagan cuotas de previsión y tienen, con ciertas dificultades, una clínica de atención.
También tratan de concretar un esquema con el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) para tener acceso a préstamos para vivienda, ya que no son sujetos de este tipo de créditos, porque “somos trabajadores eventuales”.
Un proyecto importante para este sindicato es la puesta en marcha de una “escuela de música” en Toluca –está a punto de ser inaugurada–, lo que permitirá impulsar que niños y jóvenes se preparen para esta profesión. Según el dirigente, sólo con educación un país sale adelante. En materia de educación musical, países como Cuba “nos llevan 50 años de ventaja”.
Esto es porque un punto fundamental en esta profesión es la falta de oportunidades para los jóvenes músicos, los cuales carecen de empleos y foros de presentación, indica Arcos Suárez, quien es conocido con el nombre artístico de Monchi, y ha sido dirigente del sindicato de músicos del Distrito Federal, diputado federal de la 59 Legislatura, presidente de la Comisión de Cultura, y durante 40 años, integrante del grupo Los Joáo.
A unos días del festejo de Santa Cecilia, patrona de los músicos, el pasado 22 de noviembre, con misas y música en diversas plazas, iglesias y foros de este país, el dirigente trazó un panorama de la situación laboral de los músicos.
Indica que el trabajo para ellos ha escaseado muchísimo, los grupos famosos prefieren irse a Estados Unidos, porque allá están más seguros y no pagan derecho de piso.
“Los empresarios tampoco quieren emprender riesgos y han bajado en todo el país el número de ferias, actos y bailes privados. Es increíble cómo le ha pegado todo esto al gremio, porque, además, con la crisis económica, la música se ha convertido en un bien de lujo”.
Si la gente tiene problemas para comprar la canasta básica, con más razón hace a un lado la diversión, por ello “para los músicos la crisis es doble”, apuntó el dirigente.
–¿Cómo han sorteado esta situación los trabajadores de este gremio?
–Dobleteando, como en muchas otras profesiones: dando clases, o pidiendo garantías a los empresarios en las presentaciones para que haya o no público se pague a los músicos el porcentaje pactado para sus gastos.
A la vez, el sindicato se ayuda para solventar los gastos de previsión social con un programa televisivo y uno en radio, además de un estudio de grabación. Esto se ve en el proyecto de la escuela de música de Toluca, donde hubo apoyos intersindicales.
De acuerdo con la explicación de Monchi, el proyecto de esta escuela, construida en un terreno de 5 mil metros cuadrados, con aulas de teoría y práctica, será la única que proporcionará instrumentos a sus alumnos y proyecta dar bachillerato con carrera técnica en música popular.
“Tenemos que ocuparnos, regresar al camino de la educación, replicar escuelas, no cárceles, y esto no es una idea romántica o chocosa, sino reconocer que los países que han apostado a la educación son los que han salido adelante”, concluye.