México, 22 de marzo 2017 (NOTIGODÍNEZ).- El asesino de Atenco y actual usurpador Enrique Peña Nieto, promulgó ayer los cambios a la «Ley General de Educación» que permiten revalidar los estudios de mexicanos en el extranjero, particularmente de aquellos que hayan sido deportados.
De acuerdo con el portal Sinembargo, los «diputados» aprobaron la iniciativa de Peña el pasado 17 de marzo, pensada especialmente para facilitar la reincorporación educativa de jóvenes deportados desde Estados Unidos.
“Esta reforma demuestra que, con compromiso y convicción, juntos podemos lograr cambios importantes en beneficio de la población”, presumió el asesino de Atenco, responsable del avance brutal en el desmantelamiento de la educación pública y gratuita a través de la contrarreforma correspondiente.
La iniciativa, enviada por Peña para incluir a los llamados dreamers en el sistema educativo nacional, supone la creación de un «sistema de cualificaciones y de registro para el reconocimiento de acreditación, revalidación y de equivalencias, que servirá para que las instituciones educativas compitan en condiciones de igualdad frente a otras a nivel internacional». ¿Cuánto nos costará ahora esa mamarrachada? ¿Y cuáles de los amigotes de Peña serán los beneficiados? Ya nos enteraremos.
Los llamados dreamers —»soñadores» en español— son jóvenes que se beneficiaron del programa de alivio migratorio Acción Diferida (DACA), aprobado en 2012 por Barack Obama (2009-2017) y al que se acogieron unos 750 mil indocumentados que llegaron de niños al país. No obstante, la iniciativa peñista pretende extender sus alcances a los estudiantes que hayan sido deportados tras las medidas adoptadas por el nuevo gobierno de Donald Trump.
Mientras el asesino de Atenco presume estos «apoyos», al menos un 73 por ciento de la juventud mexicana no tiene acceso a las universidades públicas, según cifras del ex rector de la UNAM, José Narro Robles.
En 2015, Narro citó datos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) que ubica a México en el último lugar de sus países miembros en educación superior. De hecho, la matrícula universitaria en México es una de las más bajas de toda América Latina.
La contrarreforma peñista no propuso nada para atacar el grave problema de la falta de acceso a la educación en México. Por el contrario, se concentró en desmantelar al magisterio y entregar el control del sistema educativo a la iniciativa privada, a través de un instituto cooptado por empresarios como Claudio X. González, enemigo del magisterio no alineado al régimen y principal impulsor de la privatización educativa.
En 2017, pese a que en el Presupuesto de Egresos se dispuso de 51 mil millones de pesos adicionales, el asesino de Atenco volvió a quitar recursos a los rubros de Educación, Cultura y Ciencia y Tecnologia.
Cabe recordar que en febrero pasado, Peña Nieto acudió al aeropuerto capitalino para dar una «cálida bienvenida» a los mexicanos expulsados del vecino país del norte y presumir toda clase de apoyos. Sin embargo, no cumplió sus promesas y abandonó a su suerte a los connacionales deportados, quienes ahora enfrentan toda clase de penalidades en nuestro país.
Con información de Sinembargo