México, 10 de marzo 2015 (NOTIGODÍNEZ).- Las criminales empresas mineras no sólo saquean nuestra riqueza, encima contaminan flagrantemente ríos, tierras y el subsuelo. Y claro, a los magnates perpetradores de estos delitos no les tocan un pelo. Para eso ensartan a criminales como Eduardo Medina Mora en la Suprema Corte y demás «tribunales» de injusticia en este país.
Tocó el turno a la «Minera María» de la empresa «Frisco», propiedad de Carlos Slim Helú, el segundo ladronazo más rico de este planeta. La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) confirmó que la minera de Slim derramó 180 metros cúbicos de solución gastada de cobre, como resultado de una falla en el sistema de bombeo.
El vertimiento, ocurrido el pasado sábado, afectó a un arroyo conocido como “El Tordillo”, en la comunidad de Cananea, Sonora, debido a que llegó a los cauces pluviales.
Al momento del derrame, la empresa no inició a tiempo los trabajdos para neutralizar la solución tóxica que se esparció por el arroyo, echando la culpa a los propietarios de los predios que conducen al cauce. Según el personal, los dueños «no permitieron el acceso a los trabajadores de la minera que atenderían el desastre».
Una falla en el sistema de bombeo provocó la obstrucción del vertedor que va de una pila de solución gastada, a la denominada pila de emergencia. Según los estudios preliminares a cargo de especialistas de la Profepa en el estado de Sonora, el vertimiento al interior de la mina llegó hasta uno de los canales de desvío de aguas pluviales, causando que finalmente desembocara al cauce tributario conocido como “El Tordillo”, extendiendo el derrame a lo largo de 1.6 kilómetros.
La Profepa, erigida en defensa legal de la minera, se apresuró a informar que la «emergencia» fue controlada en su totalidad por la empresa que ejecutó medidas de control inmediatas, entre las cuales mencionó la reducción del flujo en la pila de solución gastada, desbloquear la obstrucción del vertedor, lo que solucionó el origen del derrame, posteriormente, la recolección de material contaminado (aluvión y suelo) en el cauce del arroyuelo.
Asimismo, informó que realizará otra inspección para garantizar el cumplimiento normativo y legal de la empresa minera, así como determinar si existen más afectaciones ambientales y en caso de encontrarse alguna irregularidad u omisión, «ahora sí, ahora sí», se procederá a aplicar las «sanciones» correspondientes, o sea, las famosas «multas» que en este país son pagos por delinquir a placer.
“Conforme lo marca la legislación ambiental, la minera dio aviso inmediato de la emergencia a la Profepa por medio del Centro de Orientación para la Atención de Emergencias Ambientales (Coatea), el cual es un centro de apoyo y de servicio para la población, las autoridades y la industria en general, en materia de atención y respuesta a emergencias ambientales, asociadas con el manejo de sustancias químicas”, informó en un comunicado citado por el diario La Jornada.
El pasado 7 de agosto de 2014, la Mina Buenavista del Cobre de Grupo México, también en Cananea, al norte de Sonora, derramó parte del contenido de su tanque de almacenamiento de residuos químicos, escurriendo aguas contamindas al río Bacanuchi y el río Sonora. La empresa ni siquiera emitió una alerta a los habitantes y éstos se dieron cuenta hasta que percibieron un color rojizo en el agua que llegó al poblado.
Hasta el momento Grupo México del empresario Germám Larrea sigue impune, operando como si nada y los afectados siguen «exigiendo» una indemnización por los daños causados
Con información de La Jornada