Diana Martínez
Reforma
Cd. de México, México (03 diciembre 2014).- El agua en el Reclusorio Oriente escasea, y los reos tienen que pagar por ella.
En el Informe Sobre la Situación de los Centros de Reclusión en el DF, del 2006, la Comisión de Derechos Humanos del DF (CDHDF) destacó que la ONU estableció que el consumo de este líquido debe ser de 20 a 50 litros diarios por persona.
Sin embargo, internos del Reclusorio Oriente entrevistados por REFORMA aseguraron que estas cifras están lejos de la realidad, ya que tienen acceso a este recurso a través de tomas comunes, a las que es difícil llegar.
Como no funcionan todo el día, deben llenar recipientes que después llevan a sus estancias, para su uso sanitario y de limpieza.
Para llenar sus cubetas o garrafones en las tomas colectivas cuando falta el agua, deben pagar a los custodios 5 o 10 pesos por recipiente.
«Se hace la cola en el kilómetro, que le llaman, ahí está un custodio, hay que darles por cubeta cuando no hay agua», relató un recluso.
Miguel Sarre, académico del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), señaló que encabezó a un grupo de expertos que ayudaron a internos a elaborar una demanda de amparo por la falta de agua, entre otras cosas.
Los presos finalmente no quisieron firmarlo, por temor a represalias.
La CDHDF indicó que los internos no reciben un suministro adecuado de agua; incluso destacó el caso del Reclusorio Oriente.
Rosalinda Salinas Durán, ex segunda Visitadora de la CDHDF, aseguró que durante sus visitas a este penal las autoridades le informaron que la escasez de agua no sólo se registra en esta prisión, que se ubica en Iztapalapa, sino también en las colonias cercanas.
«Es una problemática de la Delegación, porque nos decían: ‘no tengo inconveniente de bombear el agua, el problema es que no llega'», recordó.
Hay temporadas del año, como en abril, cuando el líquido escasea más, agregó.
A eso se suma la mala calidad del agua, que es amarillenta, incluso esta problemática es más preocupante en el Centro Femenil de Readaptación Social de Santa Martha Acatitla.
Salinas Durán coincidió con los internos en que, ante la falta de agua en las celdas, los reclusos deben acudir a las tomas de agua comunes que se localizan en los patios de los dormitorios.
Si escasea en estos espacios, deben buscarla en otros patios, dijo la experta en temas penitenciarios.
Es común, aseguró, ver en los patios filas de cubetas y garrafones que llenan los internos para después llevarlas a sus estancias.
Señaló que la institución carcelaria implementó un programa de mantenimiento de las cisternas, aunque insistió en que el desabasto es en toda demarcación.
REFORMA solicitó a la Subsecretaría de Sistema Penitenciario información al respecto, pero no hubo respuesta.
Ordenan a prisión garantizar agua a reo
Un tribunal federal estableció, por primera vez, que las cárceles están obligadas a garantizar el suministro de agua potable para los presos.
El Noveno Tribunal Colegiado en Materia Penal ordenó el 10 de octubre a las autoridades del Reclusorio Preventivo Oriente garantizar al reo Mario Augusto Tinajero García el acceso a cuando menos entre 10 y 15 litros de agua diarios.
El interno tuvo que promover una demanda de amparo porque durante meses dejó de recibir agua por la llave en su dormitorio.
«Al encontrarse los internos bajo la custodia del Estado, en virtud de la especial relación de sujeción, deben ser las autoridades carcelarias las que garanticen el derecho fundamental al agua con criterios de disponibilidad, calidad y accesibilidad», afirmó el tribunal, con base en múltiples tratados internacionales.
El mínimo de 10 a 15 litros fue fijado en un criterio de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
En febrero, funcionarios del Reclusorio informaron que el abastecimiento llega de un pozo del Sistema de Aguas de la Ciudad de México que tenía fallas desde noviembre del 2013, lo que impedía regularizar el servicio.
El 19 de noviembre, tras varios requerimientos al Director del Reclusorio, el juez tuvo por cumplido el amparo, al acreditarse que Tinajero está recibiendo el agua en los términos ordenados por el Tribunal Colegiado.
