Desaparición de niño generó bloqueo de la carretera Atlixco–Izúcar de Matamoros

Redacción La Jornada

Tepeojuma. Hasta las 9 de la noche del miércoles cientos de pobladores de Tepeojuma y Huaquechula mantienen cerrada la carretera de Atlixco a Izúcar de Matamoros en protesta por la desaparición de un niño de 14 años.

Un total de cinco retenes de piedras en el pavimento y de habitantes enardecidos que mostraban machetes y pancartas de repudio hacia el gobierno local y hacia la administración de Rafael Moreno Valle impidieron que desde las 6 de la tarde de ayer decenas de autos de todo tipo circularan por esa vía. Incluso miles de personas caminaron entre tres y cuatro kilómetros para encontrar un vehículo que los regresara a su destino de partida.

Los manifestantes dijeron que no abrirán el paso hasta que se cumpla con una de las peticiones: que llegue el Ejército y la Policía Estatal y Federal para buscar en un cerro conjuntamente al menor que presuntamente fue secuestrado desde el pasado domingo. Los pobladores mantienen retenido a un hombre de aproximadamente 21 años en una camioneta, a quien acusan de ser uno de los plagiarios.

Alfredo Reyes estaba amarrado de las manos y en dos ocasiones intentaron lincharlo. Custodiado por su madre y padre, apenas alcanzó a decir a los reporteros que se trata de una confusión de la gente. “Miente, bajaba del cerro encapuchado”, es la respuesta de los enojados hombres y mujeres que lo vigilan.

A las 7 de la noche del miércoles el edil de Tepeojuma, Gustavo Sánchez Martiñón, anunció que ofrecería una rueda de prensa para hablar del tema; sin embargo, por las tensiones y reclamos de los pobladores se suspendió la cita.

De acuerdo con versiones de los entrevistados, Luis Ángel Vilchis, el menor de edad desapareció la tarde del pasado domingo en la comunidad de Las Petacas, hecho que desató una cacería de los vecinos de ese lugar y de otro denominado El Astillero. En la búsqueda localizaron a Alfredo Reyes Vilchis, primo del pequeño bajando del cerro con un pasamontañas”. Tras ser detenido quedó amarrado a uno de los pilares de la pequeña presidencia del propio Astillero en espera de su suerte.

La gente exigió a eso de las 3 de la tarde, para ser entregado a las autoridades estatales o federales el hombre, que ofreciera datos del lugar donde presuntamente tienen escondido al menor. A falta de respuesta, por momentos su vida corrió peligro. Fue parte de la intervención de los representantes del ayuntamiento de Tepeojuma que evitó el desenlace fatal.

El acuerdo se inscribió en los siguientes términos: “No golpearlo más y dejarlo en manos de la Policía o el Ejército a cambio de que estas dos corporaciones ayudaran en la búsqueda”. Tras varias horas de espera los vecinos decidieron, como medida de presión, cerrar la carretera referida a partir de las 6 de la tarde.

A las 9 de la noche continuaban esperando una representante oficial para saber algo sobre sus peticiones, incluso del gobierno de Rafael Moreno Valle, pero nadie se apareció para negociar, así que la turba ya tenía echado el ojo al joven a quien amenazaban, una vez más, con lincharlo. “Justicia, justicia, justicia”, era el grito.

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