Daniela Medina
Sinembargo
Ciudad de México, 10 de septiembre (SinEmbargo).– Hoy se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, una problemática que cada año deja más muertes que los homicidios, las guerras y los desastres naturales juntos y en México muestra una tendencia a la alza.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) informó que de 1990 a 2012, la tendencia en los suicidios en el país se incrementó de 2.2 a 4.7 casos por cada 100 mil habitantes, lo que representa un aumento del 114 por ciento en 22 años.
Para 2012, fecha más reciente que abarca el documento, se registraron cinco mil 549 muertes voluntarias, de las cuales un 80.6 por ciento se realizaron por hombres y el restante 19.4 por ciento, por mujeres; en cuanto a los métodos elegidos, el de mayor incidencia fue el ahorcamiento o sofocación, y la mayoría de los fallecidos lo cometen al interior de su propia casa.
Uno de los sectores poblacionales más vulnerables es el de los jóvenes, pues en ese mismo año se registraron 826 suicidios en los mexicanos de entre 15 y 19 años, de hecho, la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) informó a inicios de este 2014, que ésta se posicionó como la tercera causa de muerte entre los adolescentes, detrás de los homicidios y los accidentes viales.
En un documento presentado en la Cámara de Diputados, la dependencia precisó que una de las principales razones del aumento en las cifras se debe a que quienes se encuentran entre los 12 a 17 años de edad, acuden a la escuela y son víctimas de bullying y discriminación, lo que los hace presa fácil de la depresión, que es el primer detonante de una conducta u acción suicida.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud, la depresión es considerada un problema de salud pública que afecta del 12 al 20 por ciento de la población adulta también, con alertas como un estado de ánimo triste o irritable, falta de interés en actividades que antes se disfrutaban, insomnio, debilidad física y ansiedad.
Sin embargo, la depresión es sólo una de las causas, pues hay otros padecimientos que pueden desencadenar el deseo del suicidio, de acuerdo con Ingrid Vargas Huicochea, académica del departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, también están las fobias, el trastorno obsesivo compulsivo, la bipolaridad, las adicciones y la esquizofrenia.
A nivel global y según el primer informe en esta materia que presentó la Organización Mundial de la Salud (OMS) a inicios de este mes, cada 40 segundos una persona se quita la vida, lo cual pone al suicidio como una de las principales causas de muerte con 800 mil casos anuales, por encima de los 500 mil a causa de homicidio y los 200 mil fallecimientos en conflictos bélicos.
Las causas a escala mundial tienen diferencias por los niveles socioeconómicos de cada país, pues en los lugares más ricos se suelen relacionar con desórdenes mentales provocados por la depresión y el abuso de alcohol, mientras que en los sitios en vías de desarrollo e ingresos de medios a bajos, en donde además se registra el mayor número de casos, está ligado al estrés por problemas de dinero.
Los índices del suicidio también incluyen a aquellas personas que pasaron por un conflicto armado, un desastre natural, violencia y abuso físico o mental, así como las minorías que son susceptibles a la discriminación, como los inmigrantes y los homosexuales.
En el mundo, el ahorcamiento y con armas de fuego liderean los métodos empleados, mientras que el envenenamiento por pesticidas se lleva el 30 por ciento de los suicidios, sobre todo en las zonas agrícolas.
Entre las estrategias para reducir el riesgo de una muerte voluntaria está en primera identificar y tratar a las personas con trastornos mentales, en particular a quienes padecen depresión, alcoholismo o esquizofrenia y dar seguimiento a aquellas amenazas de autolesión.
Además de reducir el acceso a los medios comúnmente usados para suicidarse como pesticidas, medicamentos, armas, pues la OMS ha comprobado que de no haber un medio a la mano, los índices disminuyen drásticamente, según comentó Ella Arensman, presidenta de la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio.
Para evitar crecimientos en las estadísticas, la dependencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) llamó a que los países en los que aún existen leyes que castigan el acto de quitarse la vida, pues por ello las personas que piensan en suicidarse no buscan ayuda por miedo a las consecuencias en su contra o de sus familiares.
Asimismo, la OMS exhortó a los medios de comunicación a llevar una cobertura más responsable de este tipo de actos pues “está probado que cuando se publicita de manera sensacionalista un suicidio, las personas vulnerables que están pensando en quitarse la vida, pasan a la acción, porque se sienten identificadas con el problema y con la solución tomada por la persona famosa que acaba de morir […] Existe un gran factor de incitación. ¿Si no informamos de cada persona que muere de cáncer, porque lo hacemos de cada una que se tira al tren?”, dijo Arensman citada por la agencia EFE.