México, 18 de enero 2016 (NOTIGODÍNEZ).- De forma totalmente ilegítima, el actual usurpador Enrique Peña Nieto entregó un reconocimiento en nombre de todos los mexicanos al rey árabe Salman bin Abdulaziz Al-Saud, quien 15 días antes de la visita de Peña avaló la decapitación y crucifixión de cuatro presos políticos.
De acuerdo con el portal Animal Político, Peña Nieto, quien usurpara la presidencia el 1 de diciembre de 2012 y por tanto no representa legalmente a México, entregó el pasado domingo 17 de enero la “Condecoración de la Orden Mexicana del Águila Azteca” al rey saudí en la ciudad de Riad, donde el 2 de enero de este año se cumplieron cuatro órdenes de ejecución contra igual número de presos políticos, quienes fueron decapitados y luego sus cuerpos crucificados públicamente.
Las ejecuciones, según detalla Animal, fueron ordenadas por el sistema judicial de Arabia Saudita que está regido enteramente en los preceptos del Islam. Posteriormente, el rey Abdulaziz Al-Saud, cuya familia mantiene una sangrienta monarquía totalitaria, ratificó personalmente la sentencia de muerte.
Arabia Saudita es un importante aliado de Estados Unidos en Medio Oriente, pese a que en dicho país la religión musulmana impera como forma de gobierno. Ejecuciones de opositores al reino son cosa de todos los días, como en Irán, Irak, Siria y otros países que la Unión Americana ha invadido pretextando «falta de democracia».
De hecho, Arabia Saudita es el país de la región que más personas ha ejecutado en un solo día, ostentando el macabro «récord» de 47 presos políticos ejecutados.
Los cuatro prisioneros ejecutados el 2 de enero pasado, habían sido acusados de «terrorismo» por el estado islámico árabe. Sin embargo, sólo habían participado en las protestas pacíficas de 2011 para reclamar reformas democráticas en esta nación, cuya constitución confiere a la familia Al-Saud la facultad de gobernar el reino eternamente. De esto no dice absolutamente nada Estados Unidos, que tiene convenios con ese brutal país árabe y los otros miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep) para manipular a su antojo los precios internacionales del crudo.
El clérigo chiita Sheick Nimr Baigr Al-Nimr fue uno de los ejecutados, quien pronunció un discurso en contra del sangriento régimen totalitario de Abdulaziz Al-Saud en las mencionadas protestas de 2011. También fueron detenidos y ejecutados los estudiantes universitarios Mohammed Faisal Al-Shuyoukh, Muhammed Al-Suwamil y Alí Sayd Al-Rubh, acusados de «terrorismo» igualmente por haber marchado en las movilizaciones pacíficas conocidas como “Primavera Árabe contra la Casa Real”.
Tras realizarse la ejecución, familiares y vecinos de las víctimas denunciaron que el reino saudí se negó a entregarles los restos de los ejecutados, impidiéndoles así realizar sus rituales funerarios tradicionales como parte de las represalias contra la «primavera árabe».
El rey Abdulaziz Al-Saud negó reiteradas peticiones de «perdón real» a los sentenciados, ignorando solicitudes, exigencias y ruegos provenientes de voces diversas, desde los familiares hasta distintas organizaciones internacionales de derechos humanos. El incomovible y sanguinario rey saudí firmó personalmente las condenas de muerte para los cuatro presos políticos.
Pese a todo ello, Peña Nieto anunció la condecoración al monarca durante la «visita de Estado» que el usurpador mexicano realiza en el reino árabe, en «reconocimiento a los servicios prominentes que Abdulaziz Al-Saud ha prestado a la humanidad”.
¿A alguien le sorprende que genocidas dictadorzuelos y lacayos del peor enemigo de la humanidad –Estados Unidos– se premien y condecoren entre sí?
En esta «visita», Peña Nieto firmó 11 «acuerdos de cooperación» –así le llaman históricamente al entreguismo– con el reino árabe en diversos rubros: comercial, energético, aéreo, fiscal y turístico entre otros.
Con información y foto de Animal