Fernando Inés Carmona
La Jornada
Orizaba, Ver.- Tan grave es la crisis en el campo mexicano, que México dejó hace 30 años de ser autosuficiente en maíz y frijol, por lo que al menos 60 por ciento de los granos para consumo interno se compran en el extranjeros; el intermediarismo y las trabas burocráticas son factores que han terminado de quebrar al campo mexicano, refirió Raúl Vásquez Santos, dirigente de la Vieja Guardia Agrarista (VGA) en la Región Altas Montañas.
La situación del agro es pésima “porque estamos en el olvido. Los apoyos no llegan completos, cuando llegan. Algunos se quedan en manos de los intermediarios. Otros dos conflictos que complican el desarrollo del campo mexicano son el intermediarismo y el burocratismo para bajar los programas”.
Los productores venden a los intermediarios a precios muy bajos. Ellos le ganan hasta 100 por ciento de lo que invierten. Por ejemplo el café, en la sierra de Zongolica, se compra hasta diez pesos el quintal, pero lo venden en 70 pesos. Eso es uno de los principales problemas por los que atraviesa la producción del campo”.
Así, muchos de los productores prefieren convertirse en productores de traspatio, de autoconsumo, “porque es la única forma que mitigan parte de la pobreza alimentaria”.
Este fenómeno se extiende en todo México, “el campo está muy abandonado. Hemos dejado de ser autosuficientes en muchas de las áreas del campo. Desde la década de los 70 empezamos a importar maíz y frijol cuando eran los granos mexicanos por excelencia. Eso se consumía desde antes de la conquista española”.
Por otro lado, el burocratismo “es otro de los males que aqueja la producción del campo mexicano. De qué sirven que se anuncien programas de apoyo al campo, si cuando los liberan hay que llenar una serie de requisitos que muchas veces los campesinos productores no los pueden cumplir. Ésa es la realidad y es otra de las grandes afectaciones al desarrollo de la actividad agrícola en el país”.
Éstos son los principales factores que afectan a la producción del campo, “por eso la pobreza y marginación no se logran superar”. Cuando se redireccionen las políticas en materia agraria “habrá mejores oportunidades de crecimiento. Empezarán a bajar los índices de pobreza en la zona serrana y rural, además que mejorará la producción del campo. Eso debe valorarse y analizarse por quienes marcan el rumbo en materia de agro.