Redacción La Jornada
Activistas durante otra protesta en contra de las deportaciones. Foto. AP
Washington. Madres de jóvenes indocumentados iniciaron hoy un ayuno frente a la Casa Blanca para demandar al presidente Barack Obama que cumpla su promesa de implementar una acción de alivio migratorio después de las elecciones de este martes.
Las mujeres, provenientes de varios estados del país, se dijeron determinadas a mantener su vigilia en el parque Lafayette, ubicado frente a la residencia presidencial, el tiempo que sea necesario y a pesar de las bajas temperaturas imperantes.
“De aquí no nos mueve nadie, nosotras acá nos vamos a quedar hasta que Dios lo permita o hasta que el cuerpo lo permita, pero de aquí bien salimos al hospital o que me pongan una cruz”, exclamó Ivania Castillo.
La mujer originaria de El Salvador explicó que su decisión y la del resto de la casi veintena de madres de iniciar esta huelga de hambre fue tomada ante el cansancio de continuar esperando a que el mandatario actúe.
“Hemos esperado todos estos años para que él (Obama) cumpla su promesa, nos mintió otra vez y estamos hartas y cansadas de esperar y queremos que sepa que vamos a estar aquí hasta que cumpla”, manifestó.
En agosto pasado Obama anunció su decisión de actuar de manera unilateral y dictar medidas de alivio migratorio después de que los republicanos en la Cámara de Representantes dijeron que no llevarían al pleno ninguna iniciativa con miras a aprobar una reforma migratoria.
El presidente, empero, reprogramó esas medidas hasta después de los comicios de este 4 de noviembre, cediendo a la presión de algunos legisladores demócratas, quienes consideraron sería perjudicial para sus intereses un anuncio antes de la jornada electoral.
Margie del Castillo, de la Red de Mujeres Latinas de Virginia, hizo un llamado a los hispanos registrados para votar a que acudan a las urnas y respalden a quienes apoyan la reforma migratoria.
“Vamos a asegurarnos de que aquellos en nuestras comunidades que pueden votar, voten. Voten mañana por los derechos de los inmigrantes, y sean la voz de los inmigrantes que no pueden hacerse escuchar mañana”, exhortó.
Patricia Rosas, una de las participantes en la huelga y quien vino procedente de Connecticut, dijo que la urgencia para que el mandatario actúe son las miles de familias, como la suya, sobre la que pesa la amenaza de la separación.
“Tengo un hijo que fue deportado más de un año atrás; él tiene un hijo de cuatro años que lo necesita y no queremos que se siga separando a más familias”, expresó la mujer originaria de la Ciudad de México, quien reside en Estados Unidos desde hace 24 años.
El padre Joe Englow, de la orden franciscana, dijo que el alto costo social que las deportaciones imponen hace que la decisión ejecutiva del mandatario resulte imperativa, “porque ésta no es una cuestión política, es una cuestión moral y ética”.