Nuevo estudio liga Alzheimer y Parkinson en niños del DF con la contaminación del aire

Daniela Medina
Sinembargo

Ciudad de México, 15 de septiembre (SinEmbargo).- La contaminación de las urbes tiene una conexión directa con con el desarrollo de enfermedades neurológicas degenerativas, tales como el Alzheimer, la esclerosis múltiple y el Parkinson, de acuerdo con un estudio que científicos de la Universidad de Montana llevaron a cabo con registros de los habitantes de la Ciudad de México.

Desde hace un par de décadas, la doctora mexicana Lilian Calderón-Garcidueñas, especializada en toxicología, se ha dedicado a estudiar los daños que la contaminación del aire causa no sólo en el sistema respiratorio de los niños, sino en su cerebro.

En el estudio más reciente titulado “La contaminación del aire y los niños: los anticuerpos de unión Neuronales y metales de combustión, el papel de la rotura de la barrera y la inmunidad del cerebro en la neurodegeneración”, publicado en agosto de este año, Calderón-Garcidueñas y su equipo compararon 58 muestras de fluido cerebroespinal de un grupo de personas que viven en una cuidad con niveles bajos de contaminación, con los de 81 niños de la Ciudad de México.

Ahí se encontró que los menores que vivían en el Distrito Federal presentaban un nivel significativamente más alto en sus niveles de autoanticuerpos, los cuales están atacando a su propio cerebro. Esto debido a que cuando una partícula de aire y sus componentes (donde puede haber metales) son inhalados o tragados, pasan a través de barreras dañadas, incluyendo las respiratorias, gastrointestinales y la sangre que se dirige al cerebro, lo que puede causar daños.

La Dra. Lilian Calderón habló con SinEmbargo al respecto de su investigación y explicó cuál es exactamente la relación entre la contaminación y el Alzheimer, la cual tiene su origen en la inflamación sistémica.

“Cuando un niño está expuesto a contaminantes ambientales, incluyendo partículas, ozono, humo del tabaco, etc. las barreras epiteliales del aparato respiratorio alto (nariz, laringe) y bajo (pulmones) se dañan y como resultado, da inicio a una reacción inflamatoria primero local, la cual después se extiende al organismo a través de la producción de potentes proteínas llamadas citocinas que son pro-inflamatorias.

Un niño clínicamente sano de la Ciudad de México está en un constante estado de inflamación sistémica. En un niño que aparentemente está sano, la problemática no se detecta hasta que se hacen estudios especiales y los resultados se comparan con los que se obtienen en otro niño que vive en una ciudad con una contaminación mínima, esto es niveles de contaminantes atmosféricos por debajo de las normas permitidas. ¿Es esa constante inflamación innocua? La respuesta es no. Esa inflamación tiene repercusiones serias a muchos niveles, incluyendo el cerebro en desarrollo”, dice la experta.

Los primeros estudios toxicológicos y ambientales que ella y su equipo llevaron a cabo fueron a principios de la década de los 90′s en relación con daño a la mucosa nasal en residentes en la Ciudad de México, “esto es muy importante porque la nariz y la mucosa olfatoria son una vía crucial de entrada de contaminantes directamente al cerebro. Nuestro laboratorio fue pionero es este rubro”, dijo a SinEmbargo.

Cuenta que también se han realizado estudios en animales, por ejemplo ratones y ratas expuestos a diversos componentes de contaminación, incluyendo partículas, desarrollan un proceso inflamatorio sistémico, seguido de inflamación cerebral y el desarrollo de alteraciones que coinciden con aquellas observadas en pacientes con enfermedades degenerativas como Alzheimer y Parkinson.

¿QUÉ ES LA INFLAMACIÓN SISTÉMICA?

“La inflamación sistémica alcanza al cerebro de una manera directa (paso directo de partículas a estructuras cerebrales como el bulbo olfatorio y el cerebro medio) e indirectamente a través de esas proteínas mencionadas que son pro-inflamatorias, por ejemplo. Un punto importante, es que un niño expuesto de la Ciudad de México tiene todas sus barreras epiteliales dañadas y su barrera hematoencefálica que mantiene al cerebro relativamente protegido, está igualmente dañado. De tal manera, que partículas, metales, endotoxinas asociadas a partículas (las toneladas de materia fecal depositadas todos los días en la ciudad, etc), pueden entrar al cerebro con mayor facilidad que en los niños viviendo en áreas con aire limpio.

Una vez que los procesos inflamatorios se establecen en el cerebro, se activa una cascada inflamatoria que resulta en respuestas de defensa del cerebro, que incluyen alteraciones en proteínas que casualmente son las que participan en procesos neurodegenerativos como Alzheimer y Parkinson. Adolescentes que viven en la Cd. De México tienen ya las marcas de Alzheimer y Parkinson cuando se examinan muestras de autopsias”, explicó Calderón-Garcidueñas.

A estas alturas no se ha diagnosticado como tal un caso de Alzheimer o Parkinson a temprana edad, sin embargo, los niños de esta ciudad ya analizados presentan alteraciones metabólicas y neuropatológicas similares a las descritas para esas enfermedades.

“En niños clínicamente sanos y en adolescentes estamos viendo desde el punto de vista clínico deficiencias olfatorias (que se describen tempranamente en pacientes que más tarde desarrollaran Alzheimer y Parkinson), alteraciones metabólicas cerebrales y sobre todo alteraciones cognitivas, incluyendo problemas de memoria. Los padres se quejan de falta de atención de los chicos, igual que los maestros y esto tiene repercusiones serias desde el punto de vista educativo. En la misma línea, las lesiones que observamos en adolescentes pudieran relacionarse con conductas agresivas en alguno de ellos. Un tema que requiere investigación”, dijo la especialista, quien comenzó sus estudios en medicina en la Universidad Nacional Autónoma d México y posteriormente realizó un doctorado en toxicología en la Universidad de Carolina del Norte.

“Sabemos que el daño producido por autoanticuerpos a proteínas cerebrales es significativo cuando la barrera hematoencefalica está dañada (lo cuales sabemos que está), la edad del niño, las condiciones nutricionales, la exposición acumulativa, la presencia de fumadores a su alrededor y su genética,entre otros muchos factores. Lo que es probable, es que estas respuestas inmunes en los pequeños se suman a los eventos inflamatorios descritos por investigadores y esto empeora el proceso inflamatorio y neurodegenerativo”, continuó.

¿CÓMO COMBATIR EL PROBLEMA?

“La palabra mágica es medicina preventiva -dice la experta- como médicos estamos conscientes que estos cambios inflamatorios se pueden disminuir significativamente con el consumo de una dieta rica en antioxidantes y de hecho hemos publicado artículos en ratones y en niños describiendo los benéficos de la administración de chocolate obscuro con un contenido superior al 50 por ciento de cacao. Sin embargo, ninguna medida sería efectiva mientras la población siga constantemente expuesta a niveles de contaminantes como partículas finas por arriba de las normas aceptadas y por ende persista el estado inflamatorio del que hablamos en líneas anteriores”.

Actualmente no hay una cura médica para atacar esta problemática y revertir los efectos una vez que ya haya un cerebro dañado, en gran parte porque hace falta realizar más estudio y que tanto los gobiernos como la sociedad preste un mayor interes al asunto de la contaminación.

La doctora Lilian Calderón dice: “Es necesario invertir en estudios multidisciplinarios pediátricos en la Ciudad de México, con investigadores que están entrenados para hacer el trabajo. Existe una preocupación por la violencia entre niños y adolescentes en la cd de México, pero nadie está poniendo atención a un factor que podría jugar un papel importante: la contaminación ambiental.

Hay preocupación por el aumento de la enfermedad de Alzheimer y Parkinson entre nuestras poblaciones de la tercera edad, pero nadie está poniendo atención a las publicaciones de todo el mundo y ciertamente las que se llevan a cabo en México, que están asociando procesos neurodegenerativos con medio ambiente. Tenemos gente con entrenamiento extraordinario, capaces de hacer investigación de primer mundo, pero no se lleva a cabo.

La salud de 24 millones de habitantes de la zona metropolitana de la Cd de México, incluidos más de 9 millones de niños está en juego, la contaminación ambiental produce daños la salud, a corto y a largo plazo, todos los investigadores en el campo lo sabemos, ojalá alguien que pueda hacer algo al respecto muestre algún interés”, finalizó la experta.

PARA TOMAR EN CUENTA

1 Los niños y adultos jóvenes de la Cd de México tienen inflamación local en el aparato respiratorio alto y bajo, inflamación del corazón y un estado inflamatorio sistémico importante que se traduce en inflamación cerebral y su consecuente impacto a muchos niveles, incluyendo por supuesto lo cognitivo, problemas de aprendizaje, de memoria, las alteraciones olfatorias, auditivas y vestibulares, todas descritas en estudios comparativos con niños pareados residentes en áreas con bajos niveles de contaminantes.

2 Todas las barreras están dañadas en niños expuestos, facilitando la entrada de partículas, neurotóxicos y un sinnúmero de químicos y metales todos dañinos para la salud.

3 La contaminación ambiental varia con el área de residencia dentro de la ciudad, con implicaciones a la salud distintas, de allí que los niveles de contaminantes y la información que se le de a la población tiene que relacionarse con el área en que viven.

4 Las medidas que los gobiernos toman respecto a la contaminación ambiental deben de hacerse en conjunción con expertos en la materia, gente bien entrenada, con credenciales comprobables, esto incluye expertos médicos, epidemiólogos, toxicólogos ambientales, educadores, nutriólogos, investigadores atmosféricos, etc., sin sesgos de opinión.

En México, se producen cerca 9 mil 300 muertes al año asociadas con la contaminación del aire, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud. Nuestro país es el segundo con mayor número de decesos por esta causa en toda América Latina, según dio a conocer en abril del año pasado Clean Air Institute, mientras que Brasil ocupa el primer lugar con 23 mil muertes anuales.

Cifras del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) plantean que, de enero de 2010 a 2013, la mala calidad del aire provocó 19 mil 242 muertes prematuras, 53 mil 191 hospitalizaciones y más de 3 millones de consultas médicas. También parte de estos resultados causan ausentismo laboral, cuestión que provoca pérdidas económicas para las familias y para el país.

Según datos dados a conocer por la Secretaría de Salud en 2011, las causas de mortalidad en nuestro país que están relacionadas con la contaminación son: enfermedades del corazón, tumores malignos, influenza, enfermedades cerebrovasculares y enfermedad pulmonar obstructiva crónica, lo que está causando en nuestro país un importante número de decesos.

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