Roberto Morales
El Economista
No obstante el ambiente de inseguridad que prevalece en el estado de Guerrero, la empresa canadiense Torex invertirá 725 millones de dólares en la construcción de una mina en Quechultenango, y afirmó que ésta figurará entre las minas de oro más grandes y de más bajo costo en el mundo.
La mina, llamada El Limón-Guajes, es la de mayor inversión entre todos los proyectos mineros que tiene registrados la Secretaría de Economía en el 2014.
Localizado al norte del Río Balsas, El Limón-Guajes es uno de los yacimientos auríferos más ricos a tajo abierto en un grado de recurso de 2.79 gramos por tonelada. Su producción promedio anual, del 2017 al 2024, será 358,000 onzas de oro, según proyecciones de la propia empresa.
“Estimamos que esa inversión (725 millones de dólares) crecerá tres veces más en el transcurso de los próximos años”, dijo Enrique Castro, secretario de Desarrollo Económico de Guerrero, en declaraciones a medios locales.
Este lunes, Fred Stanford, presidente y director general de Torex, informó que la compañía hizo su primer pago por 45 millones de dólares de un financiamiento por 375 millones de dólares, que obtuvo para desarrollar el proyecto de El Limón-Guajes.
Las reservas incluidas en los recursos ascienden a 4.1 millones de onzas de oro, con una ley de 2.61 gramos por tonelada. El proyecto cuenta con todos los permisos, su construcción inició en noviembre del 2013 y se espera que el desarrollo de la mina concluya en 21 meses.
Torex se dedica a explorar y a desarrollar su propiedad aurífera Morelos, de 29,000 hectáreas, ubicada a 180 kilómetros al suroeste de la ciudad de México, en el Cinturón de Oro de Guerrero.
El Cinturón de Oro de Guerrero se integra por importantes yacimientos del valioso mineral, llamados Los Filos, Ana Paula, Toronto, Todos los Santos, Mexcala-Leticia y Xochipala.
En el 2013 la producción mexicana minero-metalúrgica fue de 196,956 millones de pesos y la de oro abarcó la mayor proporción, con 26%, seguida por la de plata, con 25%, según datos del INEGI.
El pico de la producción minero-metalúrgica se alcanzó en el 2012, cuando sumó 234,096 millones de dólares, tras una bonanza que se explicó por los precios altos de los metales y porque el Congreso mexicano eliminó las restricciones a la inversión extranjera en diciembre de 1996. Hasta ese entonces y desde 1961, permitía a los extranjeros una participación máxima de 49% en la propiedad de las compañías mineras.
Hasta 2012, el valor de la producción de oro y plata creció durante 11 años continuos, mientras que el del cobre, el tercer metal más importante en ese indicador, si bien mostró altibajos, terminó multiplicándose casi por ocho.