Presuntos normalistas quemaron vehículos y provocaron tensión con policías previo al concierto por Ayotzinapa

Sergio Ocampo Arista
La Jornada (Imagen de normalista herido por policías esta mañana. Foto: Proceso)

Chilpancingo, Gro. La intervención de la Policía Federal (PF) para desalojar a estudiantes normalistas de la plaza El Caballito, esta madrugada, desató choques y horas de tensión, que culminaron con más de una decena de heridos entre estudiantes, profesores y agentes, según versiones de testigos.

Dos camionetas oficiales que mantenían en su poder los maestros de la Ceteg fueron incendiadas enfrente de la Universidad Policial del estado de Guerrero. Foto: Lenin Ocampo

De acuerdo con los primeros reportes, al menos tres de los heridos -dos manifestantes y un policía- se encuentran graves y hospitalizados.

Un estudiante resultó herido por una bomba de gas lacrimógeno que le pegó en la mejilla izquierda y le dañó el labio. Huellas de sangre se pudieron observar en una habitación del hotel El Ambassador, ubicado en Avenida Insurgentes de esta ciudad.

Dos camionetas oficiales que mantenían en su poder integrantes de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación del Estado de Guerrero (Ceteg), fueron incendiadas enfrente de la Universidad Policial del estado de Guerrero.

Dos padres de familia resultaron golpeados por los policías federales; uno de ellos, Mario García y padre de un estudiante de Tlaxcala, fue lesionado en la pierna. El otro quedó tirado en el suelo.

La espiral de violencia se inició cuando, según las versiones disponibles, un grupo de federales en estado de ebriedad, golpeó a dos normalistas de Ayotzinapa que preparaban el lugar donde se realizaría un concierto de rock, con un cartel encabezado por Panteón Rococó.

El concierto “Una luz en la oscuridad” se realizaría en apoyo a la demanda de presentación de los normalistas de Ayotzinapa. La banda de ska dijo en su cuenta de Facebook que cancelaría su actuación.

Según versiones coincidentes, después del ataque policial, otros estudiantes llegaron al lugar para respaldar a sus compañeros y detuvieron a algunos agentes federales.

A continuación, más de 200 uniformados de la PF también fueron al sitio del conflicto, encabezados por un comandante que se identificó como “Espartaco”. Luego se sumaron miembros de la Ceteg.

Los estudiantes y los de la Ceteg tiraron piedras y palos a los policías, que a su vez lanzaron a los manifestantes gases lacrimógenos y los golpearon con toletes.

Durante la gresca pasó por el lugar una camioneta blanca, que arrolló a un policía federal, el cual fue trasladado del lugar para recibir atención médica de urgencia. El chofer abandonó el vehículo y huyó.

Los policías federales detuvieron al chofer de un autobús y a dos maestros, a los que golpearon, siempre según la versión de testigos.

El enfrentamiento cedió y “Espartaco” habló con los líderes de la Ceteg, Reyes Ramos Guerrero y María Antonieta Vélez.

El mando policiaco entregó a los dos profesores y al chofer del autobús, pero reclamó la liberación de tres de sus efectivos, que según su dicho, estaban en manos de la Ceteg.

Los tres policías fueron entregados en la cárcel municipal de Tixtla; los agentes resultaron con algunas lesiones.

Padres de familia dijeron, además, que un grupo de ellos que salió de la Normal de Ayotzinapa al enterarse del choque, fue obstruido por agentes de la PF.

Los padres que viajaban a Chilpancingo tuvieron que huir a uno de los cerros aledaños al mercado Baltazar R. Leyva Mancilla, según los informes.

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