Procurador de Guanajuato “cínico y mentiroso”: estudiantes de la UdeG, compañeros del joven asesinado

Verónica Espinosa
Proceso

GUANAJUATO, Gto. (apro).- Frente al palacio de gobierno en esta ciudad, estudiantes de la Universidad de Guadalajara (UdeG) tacharon de mentiroso y cínico al procurador de Justicia del estado, Carlos Zamarripa Aguirre.

También exigieron investigar las versiones que apuntan a agentes de las Fuerzas de Seguridad Pública del estado (FSPE) como los responsables de detener al estudiante Ricardo de Jesús Esparza Villegas en el centro de la capital, el pasado sábado 18, un día antes de que apareciera muerto en el patio interior de una casa localizada en un callejón.

El contingente de estudiantes de la UdeG y del Centro Universitario de Lagos (Culagos), donde Ricardo de Jesús cursaba la licenciatura en Mecatrónica, depositó dos ofrendas florales: una en la puerta de la casa del callejón Peña Grande número 28, lugar en el que fue encontrado su cuerpo, la mañana del domingo 19, y otra en la plazuela del Ropero, donde supuestamente fue interceptado por elementos policiacos, identificados por sus informes y el logo que portan en la gorra y espalda con las iniciales FSPE.

Los policías estatales de esa corporación, efectivamente, participan en los operativos de vigilancia y seguridad en el centro de la ciudad durante todo el tiempo que dura el Festival Internacional Cervantino, y se encontraban en la zona el día en que, según la versión de sus compañeros, Ricardo fue visto por última vez con vida, cuando era revisado por un agente.

“Queremos decirle al procurador de este estado que deje de ser un cínico, que deje de criminalizar, le exigimos que haga bien su trabajo; que las autoridades de este estado se responsabilicen por la muerte de nuestro compañero Ricardo. Esto le puede pasar a cualquier estudiante en el país, y hoy les decimos: ni uno más”, señaló Alberto Galarza, dirigente de la Federación de Estudiantes de la UdeG.

“Estamos exigiendo justicia para un compañero caído de la universidad de Guadalajara, para un estudiante más muerto en este país, en este país de muertos… Venimos a exigir al gobierno que deje de criminalizar a nuestro compañero.
Nuestro compañero no murió, a nuestro compañero lo mataron”, aseveró.

Galarza y otros dirigentes de la Federación entraron al palacio de gobierno, donde se reunieron con el secretario Antonio Salvador García, quien ofreció mantenerlos al tanto del desarrollo de las investigaciones.

Los estudiantes jaliscienses arribaron poco después de las 3 de la tarde. Fueron recibidos por una comitiva de alumnos de la Universidad de Guanajuato que mantienen cerrada la Rectoría y varias unidades académicas y administrativas de la institución, como parte del paro nacional de 48 horas para exigir justicia por los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos.

El grupo caminó por un túnel, gritando: “¡No murió, lo mataron!”, y se dirigió al palacio de gobierno. Después de permanecer afuera, mientras los dirigentes de la Federación se reunían con autoridades estatales, los estudiantes emprendieron una marcha al centro de la ciudad. Al pasar por la Escuela Normal Oficial, los esperaba un centenar de alumnos que se unieron a la marcha.

En la ruta, pasaron frente al acceso al callejón de Peña Grande y subieron hasta la casa marcada con el número 28. Ahí dejaron la primera ofrenda floral. Continuaron su recorrido hasta el centro de la ciudad, en la plaza del Ropero, donde se encontraban ya unos 700 estudiantes de diversas escuelas y facultades de la Universidad de Guanajuato.

Luego de dejar la segunda corona floral en el lugar, ambos grupos estudiantiles se unieron y prosiguieron la marcha hasta la Plaza de la Paz.

Al paso, las puertas de la presidencia municipal fueron cerradas.

Uno de los jóvenes que viajó el sábado 18 junto con Ricardo a Guanajuato dijo: “Tenemos miedo (de declarar ante las autoridades ministeriales de Guanajuato)… Si tú vieras lo que está pasando con los estudiantes, lo de los normalistas, y sabes que le pasó algo a tu compañero, ¿tú no tendrías miedo de salir a declarar, de decir lo que viste?”.

El joven dijo lo anterior ante los señalamientos del procurador Zamarripa Aguirre de que hasta el momento sólo uno de los muchachos que acompañaban a Ricardo ha rendido su declaración ministerial, y los demás no han colaborado con las autoridades en la investigación, pese al ofrecimiento del rector Tonatiuh Bravo de presentarlos.

De acuerdo con el testimonio del joven, que ofreció esta tarde rodeado de sus compañeros durante la protesta, afuera del palacio de gobierno, viajó en uno de los dos autobuses que transportaron a aproximadamente 80 estudiantes, principalmente del Centro Universitario de Lagos, y que arribó alrededor de las 4 de la tarde del sábado 18 a esta ciudad.

Todos los alumnos se dispersaron en distintos grupos de amigos para disfrutar del ambiente cervantino, incluyendo a Ricardo. “Todos agarraron su rumbo, grupitos de unos cuatro o cinco chavos. Unos iban a bares, otros a ver a Celso Piña o no recuerdo qué grupo. Quedamos de vernos a las seis de la mañana donde nos dejaron, cerca de la central camionera, y Ricardo no regresó. Al celular no entraba la llamada, estaba apagado. Ya unos compañeros hablaron a la Cruz Roja, le habían preguntado a algunos policías, no hubo reporte de él. No supimos qué hacer y nos regresamos a Lagos…”, señaló el muchacho.

Añadió: “Yo no estaba con él, pero cuando nos reunimos, uno de los que estaba con él vio que lo detuvieron policías. Él estaba como a 15 metros, no los vio bien, pero sí traían el uniforme de policías”.
Y dijo que conocía a Ricardo desde tres años atrás, no sólo por las clases, sino porque en grupo solían hacer paseos en bicicleta.

En la plaza del Ropero, mientras estudiantes de Guadalajara y de Guanajuato se unían en un reclamo por la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa y por Ricardo, un comerciante del lugar comentó a Apro: “Eran entre cinco y media y seis de la tarde. El chavo estaba sentado con otro en los escalones de la fuente, estaban tomando algo, pero no vi lo que era. Había elementos de las FSPE, seguro, todos los conocemos, como 20”.

Varios de estos agentes, de acuerdo con el comerciante establecido en la plaza, se acercaron a Ricardo y al otro muchacho, “que estaba más llenito y más alto”. Ricardo quiso correr, pero lo jalaron y los comenzaron a revisar.

A Ricardo “lo jaló uno de los de las Fuerzas, se lo llevó rumbo al estacionamiento (del Hinojo, propiedad del Instituto de Seguridad Social del estado, mismo que cuenta con cámaras de video en el acceso) y detrás de ellos se fueron otros. Ya no los vi volver, no me di cuenta, es todo lo que vi”.

–¿Ya le había contado esto a alguien? ¿Ya lo declaró a alguna autoridad? –se le preguntó

–“Sí” –respondió.

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