México, 13 de octubre 2017 (NOTIGODÍNEZ).- Asistimos a la crónica de otro desastre anunciado y causado por la voracidad asesina de Carlos Slim, sus socios priistas y demás empresas constructoras criminales, alimentados todos por sus esbirros del régimen usurpador del asesino de Atenco, Enrique Peña Nieto. Y como siempre, el pueblo mexicano pone el dinero a manos llenas y, más adelante… los muertos. Todavía puede evitarse la tragedia, pero se requiere una reacción inmediata de la ciudadanía.
Mientras tanto, la grandísima estupidez de construir el «Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México» (NAICM) sobre el Lago de Texcoco -con tal de seguir engordando a los monstruos ya mencionados-, comienza a emitir advertencias de lo que pasará cuando cientos de aviones transiten sobre esa superficie acuosa.
De acuerdo con la agencia Proceso, el terreno de construcción del NAICM registró un hundimiento de 4 a 5 centímetros debido al sismo del pasado 19 de septiembre que azotó el centro del país derribando cientos de edificios y dañando otros tantos en Morelos, Puebla, el Estado y la Ciudad de México.
Según Roberto Eibenschutz, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, el hundimiento forma parte de los 20 centímetros anuales «previstos» y «normales» sobre ese terreno debido a la extracción de agua en la Ciudad.
Por su parte, Javier Martel, director del Consorcio Supervisor de Tierra del Nuevo Aeropuerto, aseguró en entrevista para la criminal empresa Televisa que «no se registraron fisuras ni daños en las obras principales de la terminal de pasajeros, torre de control y pistas de aterrizaje».
Luego del sismo del pasado 7 de septiembre, con epicentro en Chiapas, un puente en construcción quedó destruido pero se aclaro que dicha obra no pertenece al proyecto del nuevo aeropuerto.
“En la autopista Teotihuacán a Texcoco hubo un puente que tuvo problemas, en algunas áreas de las carreteras también, aquí- tenemos 42 kms de carreteras, no tuvimos el más mínimo desajuste”, aclaró Raúl González, director corporativo de construcción.
“Ninguna obra reportó algún daño, las que ya estaban construidas las obras preliminares, tampoco”, dijo refiriéndose a la losa de cimentación de la Terminal, la losa del Centro de Transporte Terrestre Intermodal y la losa de la Torre de Control.
No hubo daños por el momento, de acuerdo, pero esta gente no puede ser tan imbécil como para no tener claro que, una vez concluidas las obras, el riesgo será mucho más alto y peor aún cuando el aeropuerto entre en operaciones, con cientos de aviones ejerciendo toneladas de presión sobre el terreno y generando fuertes vibraciones. Sus «20 centímetros normales de hundimiento» son una torpe adivinanza que no sirve frente a la imposiblidad de predecir fenómenos naturales -sismos, lluvias, huracanes, etc. ¿Se acuerdan del Paso Exprés por Cuernavaca? Ese desastre ni siquiera ocurrió sobre un terreno acuoso.
A los impulsores de esta monstruosa y millonaria tontería no les interesa lo que pase en el futuro, los muertos y el desastre. Para ellos mejor que la obra colapse, así cobrarán doble por las «reparaciones». SÓLO EL PUEBLO PUEDE SALVAR AL PUEBLO, ¿recuerdan? Aún estamos a tiempo…
Con información de Proceso
