México, 2 de septiembre 2017 (NOTIGODÍNEZ).- Desde que el asesino de Atenco, Enrique Peña Nieto, usurpó la Presidencia de la República el 1 de diciembre de 2012, ha emprendido una «política» feroz de endeudamiento para cubrir los boquetes económicos causados por sus contrarreformas, de modo que la deuda pública ha superado ya la mitad del Producto Interno Bruto (PIB). En 2018, si los mexicanos no hacen algo para detenerlo aquí y ahora, el sujeto se irá dejando la deuda más alta en la historia nacional.
De acuerdo con el diario Reforma, el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP), índice más representativo del endeudamiento público, cerrará año en una cifra equivalente al 49.5 por ciento del PIB, según datos de la propia «Secretaría de Hacienda y Crédito Público» (SHCP) del régimen usurpador.
La dependencia presume que a través «los esfuerzos realizados», incluyendo el uso del remanente de operación del Banco de México por más de 321 mil millones de pesos, se ha logrado mejorar los niveles de deuda este año. No obstante, las medidas llegan tarde y serán insuficientes para evitar que el espuriato peñista concluya como el que más endeudó a los mexicanos.
Al concluir el año 2012, detalla Reforma, la deuda pública en su medida más amplia equivalía a 37.7 por ciento del PIB. En los siguientes cuatro años, Peña elevó la deuda de modo que, al cierre de 2016, el monto superó la mitad del PIB con 50.1 por ciento, esto es, un incremento de 12.4% en dicho periodo de tiempo.
Hacienda asegura que este año y el próximo, el endeudamiento verá una reducción de casi 3 por ciento. Así, el actual sexenio cerraría con una deuda equivalente al 49.2 por ciento del PIB, lo que representa un aumento de 9 por ciento -el más alto de la historia- respecto del cierre en el espuriato de su antecesor, genocida Felipe de Jesús Calderón Hinojosa.
La dependencia informó que desde 2016 se han utilizado diversas herramientas de manejo de pasivos, entre los que destacan permutas y recompras de valores, con el fin de mejorar el perfil de la deuda. Sin embargo, «esas medidas deberían haberse aplicado con anterioridad» y son sólo paliativos, ya que «el problema con las finanzas públicas de México es de carácter estructural», y por tanto «es necesario un análisis profundo del gasto». Esto, en la opinión de Enrique Díaz Infante, subdirector del Centro de Estudios Espinoza Yglesias.
Además de recurrir al endeudamiento, Peña ha recortado el presupuesto a sectores clave en el desarrollo nacional, entre ellos Educación, Salud, Ciencia y Tecnología, Campo y Petróleos Mexicanos. ¿Para qué? Para cubrir el enorme boquete fiscal que ha resultado de entregar la renta petrolera con la «reforma» energética, misma que en próximos años comenzará a generar dividendos para el sector privado que ya saquea nuestros hidrocarburos.
Los recortes, en tanto, han probado ser insuficientes, por lo que en el próximo régimen usurpador -a menos, repetimos, que los mexicanos reaccionen YA- se terminará de implementar el IVA en alimentos y medicinas para seguir obligando al pueblo a pagar por el saqueo de su propia riqueza.
Con información de Reforma