México, 9 de agosto 2015 (NOTIGODÍNEZ).- La peor consecuencia de haber permitido la imposición del asesino de Atenco en Los Pinos, sigue cobrando víctimas particularmente entre los grupos de ciudadanos que buscan defenderse del crimen organizado y hacer justicia.
La MUERTE VIOLENTA DE MEXICANOS ha sido una de las peores facetas de la imposición de Peña. Otras son la miseria y la hambruna que ha incrementado como nunca en la historia. Pero la culpa es del pueblo que ha preferido seguir entrampado en los vicios que la criminal asesina le fomenta, su conformismo y comodinidad. Todo ello puede terminarse cuando el pueblo mismo lo decida.
En tanto, otro líder autodefensa fue asesinado este sábado, sumando su nombre a la lista del HOLOCAUSTO de activistas, líderes comunitarios y luchadores sociales que el actual régimen usurpador ostenta en su sangriento registro criminal.
De acuerdo con la agencia norteamericana de noticias AFP, el cadáver de Miguel Ángel Jiménez Blanco, líder autodefensa de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (Upoeg) fue hallado en un taxi abandonado sobre la carretera que conecta al Distrito Federal con el puerto de Acaplco, a la altura de una comunidad cercana en Guerrero.
Según el citado medio, que refiere a su vez información de la procuraduría estatal, Jiménez fue encontrado «sentado en el asiento del chofer de un taxi colectivo estacionado en la carretera México-Acapulco, a la altura del poblado de Xaltianguis».
La procuraduría señaló que dirigentes de la Upoeg habría notificado el deceso de su compañero, poco después de las 20 horas del sábado. Posteriormente, Bruno Plácido Valerio, líder estatal de la citada organización comunitaria, confirmó en entrevista vía telefónica que Jímenez Blanco había sido asesinado.
Miguel Ángel Jiménez fundó en 2013 un grupo de autodefensas en Xaltianguis, para hacer frente al asedio del crimen organizado que azotaba a la población.
No obstante, Jiménez habría ganado notoriedad por encabezar la comisión de la Upoeg que investigó la desaparición de los 43 normalistas de Ayoztinapa. Durante la investigación de los comunitarios en Iguala y zonas aledañas al lugar del crimen de Estado contra los normalistas, los integrantes de la comisión –entre ellos un grupo de padres de familia de los estudiantes desaparecidos– hallaron decenas de fosas con cientos de cadáveres cuyo paradero se desconocía hasta ese momento.
Con información de Newsweek