CLAUDIO VARGAS
La Jornada (Imagen de archivo)
Una turista que visitó el Parque Papagayo pidió de favor a un guardia de seguridad que si podía sacar un rollo de alambre que minutos antes había causado daños a la cabeza de un venado cola blanca que se encontraba en cautiverio; en el lugar había otro ejemplar con sus cuernos cortados.
“No es posible que en este parque no tengan ni idea de cómo cuidar a esos animales, y peor aún, no tener un veterinario que se encargue de curarlos”, acusó María Rodríguez Sandoval, visitante de Hidalgo.
No muy lejos de la zona donde se encuentran los venados hay otro corral de alambre, donde decenas de tortugas luchan todos los días por encontrar una salida al cautiverio; algunas tienen en sus patas y cuello las huellas de los daños ocasionados por el metal que forman parte de su encierro.
José Rodríguez Martínez y Carlo Moreno Treviño, originarios de Toluca, opinaron que la vida de los animales en este parque recreativo es de sufrimiento; primero porque la dieta que reciben no es la correcta, y segundo porque las características de los lugares de encierro, en vez de protegerlos, los expone a sufrir daños, como el caso del venado cola blanca que está descarnado en la parte superior de su cabeza.
“De nada sirve que tengan un parque lleno de alfombra verde y plantas de ornato con juegos y vendedores de raspados y loncherías por todos lados, si van a tener a los animales en condiciones deplorables y en espacios no apropiados según su especie”, criticaron los turistas Rodríguez Martínez y Moreno Treviño.
En un recorrido que realizaron en ese parque, los visitantes encontraron que hay jaulas de cristal sin animales, “aunque sea deberían poner una foto en papel de qué clase de especies existieron ahí”, sugirieron los entrevistados.
Luego de la denuncia que hicieron los vacacionistas, un trabajador del parque entró al lugar donde se encuentran los venados y retiró de la zona un rollo de alambre con el que se causó daño uno de esos animales.