Norma Trujillo Báez
La Jornada
Estudiantes de la Universidad Veracruzana (UV) se deslindan del incendio de la sede del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y denuncian que hay ciudadanos que vieron cómo personal de ese partido sacó cajas de documentos dos horas antes del mismo, por lo que consideraron fue una estrategia para empezar a desarticular las manifestaciones, no obstante, dijeron que la represión de la que están siendo objeto universitarios fortalece la lucha por la aparición de los 43 normalistas la escuela rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero.
Alumnos del Instituto Politécnico Nacional, Universidad Autónoma de México, Prepa 4 del Distrito Federal y de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, así como una comisión de estudiantes de la UV del puerto de Veracruz, vinieron a Xalapa en solidaridad a los estudiantes de la capital del estado, quienes afirmaron en conferencia de prensa que se llevó a cabo en el parque Juárez que la represión que se está dando en contra de las manifestaciones los integra más como movimiento y seguirán luchando hasta que aparezcan los normalistas.
Los integrantes del Comité Interfacultades de la UV, Benjamín González y Laura Méndez dieron conferencia de prensa donde dijeron que respetan la multiplicidad de vías de lucha y manifestación, “consideramos que encender tanto veladoras como barricadas son formas de lucha dignas que deben respetarse; sin embargo, nos es necesario recalcar con prontitud la manera en la que ocurrieron los sucesos en el incendio registrado en las oficinas del PRI estatal aproximadamente a las 17:40 horas, pues nos parece un acto más encaminado a perpetuar el clima de terror e incertidumbre en la que el Estado nos ha sumergido, y en esta ocasión busca desmovilizar las luchas y movilizaciones que se han estado desarrollando en el país”.
Y refirieron que el Estado busca desmovilizar las manifestaciones, ya que en Veracruz han alcanzado proporciones históricas, “nunca antes habíamos sido testigos de unión, solidaridad y compañerismo entre las distintas facultades de la UV, articulado a las luchas de los pueblos”.
Asimismo denunciaron que vecinos les habían comunicado que “personal de las oficinas se encontraba extrayendo cajas de archivo y documentación de las instalaciones, suceso al cual no le dimos mucha importancia, ya que nos encontrábamos conviviendo con compañeros de diversas facultades y universidades en nuestras instalaciones. Cuando ocurrió el incendio nos encontrábamos pintando un mural combativo y preparando la cena, aprovechando los víveres que la solidaridad del pueblo nos había donado para recibir a los compañeros que acudirían al Círculo de la palabra y reflexión que estaba convocado para las 19 horas en nuestras instalaciones”.
A la hora de los hechos, el ruido de decenas de sirenas puso un final abrupto a nuestras actividades dijeron los estudiantes, “al salir a la calle a investigar qué sucedía vimos que a la altura del PRI numerosas patrullas se encontraban allí estacionadas, mientras que una columna de humo se elevaba por los aires confundiéndose con la neblina; además de percatarnos de haber una cantidad inusual de agentes de Gobernación rondando nuestras instalaciones con radios y celulares en mano; por lo que aún sin comprender qué había sucedido regresamos a las instalaciones a dar aviso a todos los compañeros, no sin antes ser agredidos verbalmente por dos sujetos, quienes de manera agresiva entraron a nuestra escuela”.
Los estudiantes afirmaron que al revisar las redes se encontraron con notas y comentarios que los relacionaban con lo acontecido, lo anterior aunado a la presencia de agentes de Gobernación y numerosas patrullas que no cesaban de circular en las inmediaciones.
Con mantas que decían “Ni una fosa más, Peña o te vas”, “Ni perdón ni olvido, castigo a los asesinos”, los demás estudiantes los acompañaban, mientras un grupo de cuatro hombres con sus celulares tomaban fotos a estudiantes y reporteros, Benjamín y Laura señalaron que todo lo anterior coincide con las políticas de desmovilización y “siembra de terror que son ya práctica común tanto por parte de Javier Duarte como de su aparente empleada la rectora, Sara Ladrón de Guevara. Políticas que han incluido desde acoso personal hasta difamación; como es el caso de los compañeros, a quienes a través de figuras porriles se les ha estado intentando inculpar de las acciones ocurridas a las puertas del palacio de gobierno el día 5 de noviembre, cuando a muchos nos consta que los compañeros ni siquiera asistieron a dicha movilización”.
Las políticas terroristas del estado y las autoridades universitarias provocan consternación, estrés e inclusive mella en los tejidos familiares y personales de los estudiantes, indicaron, no obstante precisaron que desmovilizados serán vulnerables, pero juntos serán invencibles y “eso es lo que está pasando nos estamos fortaleciendo”.