Hallazgos prehispánicos en Cholula la convertirían en nuevo Templo Mayor; aún así INAH no frena obra vial que la destruiría

Paula Carrizosa
La Jornada

El hallazgo de 12 entierros prehispánicos y sus ofrendas, entre ellos un cráneo que ha sido reconocido como un guerrero jaguar según la información publicada en España por la agencia Europa Press, constituyen elementos de alto valor que bien podrían detener la construcción del distribuidor vial de Cholula.

Así lo consideró la antropóloga y defensora del patrimonio Anamaría Ashwell durante un recorrido por las obras de esta vialidad impulsada por el gobernador panista Rafael Moreno Valle Rosas, que se ubica a unos 500 metros del sitio arqueológico de Cholula.

Incluso, para la experta, el registro y la recuperación de esos ricos objetos prehispánicos deberían ser la pauta para que Cholula, en vez de ser destruida, se convirtiera en un nuevo Templo Mayor, es decir para que se reprodujera el proceso de resguardo y de estudio de la que fuera objeto la capital de Tenochtitlán a partir del descubrimiento de la escultura de la diosa Coyolxauhqui, ocurrido la madrugada del 21 de febrero de 1978 por trabajadores de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro.

Lamentablemente, confía Ashwell durante una entrevista, el hallazgo de los 12 entierros, además de las vasijas, los “basureros prehispánicos” y los dos cráneos completos, tan solo bastaron para que la construcción de la vialidad fuera detenida por algunas semanas.

El descubrimiento, añade, se produjo a unos 100 metros de la base del puente, sobre la calle 12 Oriente–Poniente en donde el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) cavó 12 pozos de sondeo arqueológico. Ante los hallazgos, entre los que se descarta el registro de un edificio en la zona, la antropóloga indica que lamentablemente sólo queda la especulación en aspectos como su datación arqueológica; ello, porque sería necesario un laboratorio adecuado para su análisis, algo que no existe en las condiciones en que trabajan investigadores.

“Están con la maquinaria en la cabeza, apurándolos, presionándolos para rellenar los pozos; en estas condiciones, es claro que lo que se recoge es aquello que fue destruido”, dice mientras toma, entre un montón de tierra, pequeños pedazos de la cerámica policroma del estilo Mixteca–Puebla, característica de Cholula.

Los trabajos sobre la 12 Oriente –Poniente, continúa Ashwell, se realizan sobre una zona de recarga de agua cercana al cerro Zapotecas que desembocaban en donde se ubica la actual base del distribuidor vial. “Ahí estaban las acequias, los sistemas hidráulicos que surtían a una población de 40 mil habitantes. Ahí estaba el origen, los primeros asentamientos fechados en el año 200, el nacimiento de una ciudad, una sagrada y comercial que era el paso hacia la gran Teotihuacan, que ahora está rellena de cemento y varilla”, dijo la experta.

Señala que la destrucción inició en 2009 durante la colocación del colector pluvial en Cholula, durante el cual se descubrieron estructuras palaciegas que fueron destruidas por maquinaria pesada, ante la sorpresa y el enfado de los defensores del patrimonio e investigadores nacionales e internacionales.

Ahora los 12 entierros y sus ofrendas son elementos que refieren a las diversas conquistas de las que fue objeto la antigua Tollan Chollolan en el México precolombino, a partir del año 1116 al 1400, como pudo haber sido la conquista de los xicalancas, de los tolteca–chichimeca o los continuos conflictos con los pueblos de Huejotzingo y Tlaxcala.

Nombrar a los responsables

“La Gran Cholula es un territorio enorme; es Temoachan, es el tributo al Huey Altepetl, es una relación, una continuidad en la historia por más de 3 mil años. Este puente va a dividir la ciudad, a separar a los barrios. Este puente es un monumento al despilfarro, a la ignorancia y a la forma en concebir el progreso, es reproducir cosas que ya fracasaron, son expropiaciones y despojos”, dijo Anamaría Ashwell.

Sin bajar los ánimos, considera que en marzo pasado, de haber sido interpuesto el amparo para la suspensión temporal de las obras que propuso el Comité de Defensa del Patrimonio Histórico, Cultural y Ambiental de Puebla AC, se hubiera detenido la construcción del distribuidor vial.

Recordó que a última hora el equipo de abogados encargados de interponer el juicio de garantías dio a conocer que no realizó las gestiones, con lo que se dio tiempo y oportunidad para que las obras avanzaran, a la par que causó fracturas dentro del comité.

“No pudimos detener la construcción ni vimos el peligro de las expropiaciones. Ahora Cholula será para ellos un pueblo mágico pero sin origen. Este robo a los pueblos servirá para la realización de un museo que contrastará con una ciudad que está viva. La ética nos dicta la defensa del patrimonio, porque antes que al INAH nos debemos a las comunidades. La mía no es una defensa de tepalcates, sino una política ciudadana”, señaló Ashwell.

Por último, anunció que al lado de otros defensores, como la historiadora Lidia Gómez, las arquitectas Sonia Espinosa y Rutilia Amigón, el también antropólogo Julio Glockner e incluso los arqueólogos que se encargaron del salvamento, trabajarán en la edición de un libro para reseñar lo ocurrido y nombrar a los responsables: al Instituto Nacional de Antropología e Historia y al gobierno estatal encabezado por Moreno Valle.

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