Y DESCUBREN EL HILO NEGRO: «El capitalismo tiende a aumentar la inequidad»: Thomas Piketty

¿No me digas?

Manuel Lino
El Economista

Lindau, Alemania. Una sombra se cierne sobre los 17 premios Nobel que asistirán a la quinta edición de los Lindau Nobel Laureate Meetings on Economic Sciences: la del economista francés Thomas Piketty.

Y es que en el último año, pareciera que Piketty está revolucionando las ciencias económicas desde sus reflexiones sobre el tema de la inequidad, que publica en el libro Capital in the Twenty-First Century (que hasta donde sé, no se ha traducido al español).

Piketty ha estado promoviendo con éxito el libro en Estados Unidos, al punto que ya ocupa los primeros lugares de ventas en amazon.com y es el libro más vendido de la editorial Harvard University Press en sus 101 años de historia.

Para empezar, el economista de 43 años basa sus reflexiones en el análisis de una impresionante cantidad de datos (que juntó con la ayuda de 30 investigadores) sobre pago de impuestos a lo largo de tres siglos y en más de 20 países desarrollados (las principales economías europeas más Japón y Estados Unidos).

Él la describe como “la base de datos más grande de la historia sobre la evolución de la inequidad”, según afirma Eliot Marshal en la revista Science, que dedicó su número del 23 de mayo de este año al tema de la inequidad.

Y agrega que “el estudio histórico y estadístico de los registros de impuestos cae en una especie de tierra de nadie académica, muy histórico para los economistas y demasiado económico para los historiadores”.

De ese estudio, Piketty obtiene una ruda conclusión: el capitalismo no sólo genera inequidad, como aceptan los economistas en general, sino que tiende a hacerla cada vez más y más grande.

“Cuando la tasa de retorno del capital es más grande que el ingreso y la productividad (el crecimiento económico), como sucedió en el siglo XIX y es muy probable que suceda en el XXI, el capitalismo automáticamente genera inequidades arbitrarias e insostenibles que minan radicalmente los valores meritocráticos en los que que se basan las sociedades democráticas”, afirma Piketty en el libro (un párrafo que ha sido subrayado por 4,850 usuarios de Kindle).

IDEAS DEL NUEVO CAPITAL

Este nuevo “Capital” (el viejo sería, claro, la obra de Karl Marx del siglo XIX) contradice la hipótesis que formulara Simon Kuznets (1981-1985), que le granjeara el Nobel de Ciencias Económicas de 1971 a mediados del siglo XX y que ha sido de aceptación casi general por los economistas (bueno, los no marxistas): que el balance de las fuerzas del crecimiento, la competencia y el progreso tecnológico conducirían, en etapas avanzadas de desarrollo, a reducir la inequidad y a una mayor armonía entre las clases sociales.

Pero Piketty tiene algunas otras propuestas.

Una de las más llamativas es que, como resultado del crecimiento de la inequidad financiera, el mundo se está regresando al “capitalismo patrimonial”, en el que la riqueza heredada domina la economía, adquiere más poder y genera oligarquías.

Otra es que uno de los principales problemas es el ascenso de los ejecutivos a “súper ejecutivos”, los CEO de grandes corporaciones que, en los países desarrollados, ya son 70% del 0.1% que tiene la mayor parte de la riqueza.

Mientras en los años 50, en EU un ejecutivo ganaba 20 veces más que el empleado promedio de una compañía, ahora es más de 200 veces, en las 500 compañías de Fortune. Pero Michael Duke, de Walmart, ganó en el 2012 casi 1,000 veces más que el empleado promedio y Tim Cook, con su salario de 378 millones de dólares anuales, gana 6,258 veces más que sus empleados de Apple.

No producen riqueza, pero su salario proviene de la riqueza. Es una forma de robo, concluye Piketty, y agrega que decir que se merecen esos salarios tan disparatados es una gran mentira, pues no hay forma de evaluar las contribuciones de cada individuo en las empresas grandes.

Para Piketty, el crecimiento de la inequidad es insostenible. Cuando la mayor parte de la gente sea pobre en el futuro habrá consecuencias políticas y emergerán las crisis. Y para revertir el proceso, propone que se apliquen impuestos crecientes a la riqueza. Considera que el óptimo sería de 80% para las mayores fortunas, aunque cree que es muy difícil que los gobiernos vayan a cobrar así a sus ciudadanos más ricos y poderosos.

TAMBIÉN INFLUYEN LA POLÍTICA 
Y LA DEVALUACIÓN DEL TRABAJO

La ponencia que Joseph Stiglitz dará en el Lindau Nobel Laureate Meeting se enfoca en los argumentos de Piketty, con los que coincide en gran medida, pero aseguran que, más que las fuerzas del mercado que menciona el francés, son las fuerzas políticas las que han generado la inequidad.

Según escribe en su libro El precio de la desigualdad (Taurus) para Stiglitz “la política ha condicionado al mercado (…) de forma que favorezca a los de arriba a expensas de los demás(…) La élite económica ha presionado para generar un marco que le beneficia”, con lo que se generó un sistema económico “que no es eficiente ni justo”.

Para Sam, en el libro A Critique of Piketty’s Capital in the Twenty-first Century, Piketty no está evaluando bien factores como la tasa de retorno del capital, que es “como la función de onda de la mecánica cuántica” al incorporar las incertidumbres a futuro y así ofrecer “una función de distribución de escenarios posibles”.

Para este autor, “la inequidad de ingresos está creciendo debido a la devaluación del papel y la importancia del trabajo, que está siendo suplantado gradualmente por activos de capital, como robots y computadoras, al tiempo que se terceriza, minimiza y se lleva a cabo en el outsourcing”.

Cabe recordar que los estudios aquí mencionados se refieren sobre todo a los países desarrollados. América Latina, la región más desigual del mundo, según el índice Gini, debido a su pasado colonial y la posterior exclusión de indígenas de los procesos políticos y económicos, tiene otra historia a la que los economistas hacen poco caso.

EL INTERÉS DE TODOS

“Las novelas de Honoré de Balzac y Jane Austen -advierte Piketty- pintan poderosos retratos de la distribución de la riqueza en Gran Bretaña y Francia entre 1790 y 1830 (…) Capturaron los contornos ocultos de la riqueza y sus inevitables implicaciones para las vidas de hombres y mujeres, incluyendo sus estrategias maritales y esperanzas personales y decepciones. Estos y otros novelistas describieron los efectos de la inequidad con una verosimilitud y poder evocativos que ningún análisis estadístico o teórico puede igualar.

“De hecho, la distribución de la riqueza es un tema demasiado importante para que se lo dejemos a economistas, sociólogos, historiadores y filósofos. Es de interés de todos”.

Fuente

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