Édgar Moncada
Vanguardia (Imagen de archivo)
Saltillo, Coahuila.- Poco más de 200 estudiantes de la primaria Mahatma Gandhi, en la colonia Loma Blanca, al oriente de Saltillo, tenían la ilusión de comenzar el ciclo escolar estrenando la escuela que les construyeron, pero por alguna u otra razón esto no ha podido ser y ante esto siguen tomando clases en viviendas de este sector, según se pudo comprobar al hacer un recorrido.
Alrededor de siete años han transcurrido desde que se dio origen a esta institución sin contar un espacio adecuado para que los niños reciban su enseñanza Básica. Hasta el día de ayer los grupos seguían tomando clase en viviendas repartidas en las calles Sierra Negra y Sierra Gris de ese sector.
Son casas que no fueron ocupadas y que la Comisión Estatal de la Vivienda otorgó en calidad de préstamo para habilitarlas como aulas improvisadas, pero estas construcciones ya no se encuentran en las mejores condiciones.
Los profesores hacen milagros para meter grupos de entre 35 y 40 estudiantes en las reducidas casas, algunos alumnos deben colocar su pupitre en lo que estaba destinado para ser una recamara por lo que ni siquiera pueden observar el pizarrón, que está colocado en la primera habitación.
Según el director Andrei Moreno Esquivel, sólo es cuestión de que la infraestructura de drenaje con la que cuenta la nueva escuela sea conectada a la red pública, por lo demás ya no falta nada, incluso hace unos días recibieron el mobiliario. Les prometieron que a principios de septiembre podrán utilizar el edificio.
La profesora Gladis Tobías, que atiende 38 niños de quinto, señala que la principal necesidad es el espacio, además de que los sanitarios son insuficientes porque deben compartirlo entre todos los alumnos del grupo. Fue ella quien comentó que el segundo grado no ha iniciado ciclo porque la docente asignada tiene incapacidad por embarazo y no han cubierto interinato.
En otro de los grupos se observa empotrado en la pared un ventilador que utilizan cuando la temperatura sube, ya que el interior de la vivienda el ambiente se torna sofocante. En este mismo grupo aún se utiliza un pizarrón de gis.
Durante la hora de receso a los niños se les ve en la calle, tomando su lonche sentados en la banqueta, son los padres de familia quienes les llevan los alimentos.
“Sí es muy incómodo, pero ya nos dijeron que pronto vamos a tener la escuela”, comentó la señora María Merced, madre de Jesús Manuel, quien recién ingresó a primer grado.
Entérese
Desde hace siete años los alumnos estudian en condiciones infrahumanas.
– Grupos de casi 40 estudiantes son acomodados en reducidos cuartos.
– La promesa es que a inicios de septiembre podrán utilizar la escuela que recién se construyó.
– Los niños disfrutan su receso en la vía pública y comiendo el lonche sobre la banqueta.