Norma Trujillo Báez
La Jornada
A nivel mundial hay una presión para que se apruebe la entrada del maíz transgénico, por eso países como México, de los principales productores, no debe permitir la entrada de estos granos, porque aunque aún no se conocen los impactos totales; en la India se ha comprobado que hay suicidios provocados por los agroquímicos transgénicos, sostuvo Isabel Vara, investigadora del Instituto de Sociología y Estudios Campesinos (ISEC), Universidad de Córdoba, España.
Entrevistada al concluir su ponencia en el foro “Derechos humanos y soberanía alimentaria”, dijo que a nivel mundial se presiona para que se apruebe en los países la siembra del maíz transgénico y en el caso de México que es el principal productor de maíz, “desde mi punto de vista del maíz tradicional al maíz transgénico debe haber resistencia, no puede haber maíz transgénico, eso es primordial. México es centro de origen del maíz, y se debe apostar para que las personas que producen se animen a una transición agroecológica a un cultivo orgánico y a las personas consumidoras fomente mercados locales para que se recuperen variedades”.
La investigadora señaló que con los transgénicos no se cumple el principio de precaución a la hora de ingerir directamente el alimento, hay un estudio de Gilles-Eric Seralini, de la Universidad de Caen, Francia, que aunque ha sido controvertido, se hizo con la motivación de intentar ver cuál era el efecto en ratas con ingesta de maíz transgénico, aparecieron tumores, problemas del hígado y riñones.
“No tenemos información de qué es lo que pasa con el consumo de semillas modificadas y si realmente no pasa nada, que se abran los estudios que hace Monsanto y otros laboratorios, pues no se sabe cuáles son las conclusiones”, dijo Isabel Vara.