Fabiola Martínez
La Jornada
México, DF. Con un llamado a la unidad de los grupos en resistencia, el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) realizó este sábado un foro y una marcha hacia el Zócalo capitalino, al cumplirse cinco años de la extinción de Luz y Fuerza del Centro (LFC), otrora fuente de trabajo de los 44 mil integrantes de esta organización gremial.
La noche del 10 de octubre de 2009, policías federales y elementos del Ejército tomaron las instalaciones de LFC, organismo que suministraba energía eléctrica a la zona central del país; los trabajadores del turno nocturno fueron desalojados y, en automático, 44 mil electricistas y sus familias se quedaron en la calle.
El gobierno del entonces presidente de la República, Felipe Calderón, argumentó que LFC sólo generaba pérdidas millonarias para el erario. El decreto de extinción del organismo fue publicado en el Diario Oficial de la Federación del 11 de octubre de 2009.
«Llegamos bien cohesionados como sindicato en un momento clave para el desenlace del conflicto que es la mesa de negociación (para la reinserción laboral de los poco más de 15 mil trabajadores en resistencia); estamos en una línea de poder avanzar, en próxima fecha, en la mesa de negociación (con el gobierno federal)», señaló Humberto Montes de Oca, secretario del Exterior del SME.
Representantes de decenas de organizaciones sociales acudieron hoy a la sede del SME para participar en un foro de análisis, en el contexto de «macabros hechos» como la «desaparición forzada» de 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, así como de la resistencia de otros grupos como los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional.
Al respecto, Montes de Oca subrayó que el SME sólo ha dado a la comunidad politécnica «algún tipo de solidaridad material, como es prestarles el equipo de sonido», pero de ninguna manera hay una injerencia del sindicato.
«La respuesta la dan los propios estudiantes; ellos ayer mismo dijeron que eran un movimiento apartidista, democrático, y si analizamos el conjunto de sus demandas son del movimiento estudiantil que busca rescatar el futuro de los jóvenes del IPN y hoy se sienten agredidos en los cambios en sus planes de estudios.
«Nosotros, en el SME hemos actuado tal como lo hemos hecho ante otras luchas sociales legítimas: siendo solidarios, pero de ninguna manera hay injerencia que signifique dictar el rumbo del movimiento», dijo Montes de Oca a La Jornada.
Antes de iniciar una marcha del SME al Zócalo, el dirigente indicó que la «toma violenta militar y policiaca» de 2009 fue la antesala o el desencadenamiento de la imposición de reformas estructurales y neoliberales, así como de la descomposición del Estado, la cual se refleja «en estos últimos acontecimientos macabros como el asesinato y desaparición de normalistas, lo que nos parece un hecho que marca una tendencia del Estado mexicano respecto de las luchas sociales».
Hay endurecimiento, hay represión, agregó, pero también hay respuesta social a la imposición de los proyectos que representan el despojo de los derechos sociales.