“Me van a recordar como el ángel de Guerrero”: Ángel Aguirre… SÍ, EL ÁNGEL DE LA MUERTE A LAS ÓRDENES DE PEÑA

Roberto Garduño y Enrique Méndez
La Jornada

Siempre en su estilo, Ángel Aguirre Rivero proclamaba en sus discursos: “Me van a recordar como el ángel de Guerrero”.

También se ufanaba de que concluiría el sexenio para el cual fue elegido gobernador: “Yo sí voy a terminar, no como (Raúl) Caballero Aburto”.

Aguirre Rivero se refería a la historia de violencia que derivó en la dimisión de quien fue gobernador de la entidad entre 1957 y 1961, originario, como él, de Ometepec.

Caballero Aburto salió de la gubernatura el 4 de enero de 1961 después de la matanza de estudiantes y civiles ocurrida el 30 de diciembre en Chilpancingo, que reclamaban la autonomía de la Universidad de Guerrero. El hecho derivó en la desaparición de poderes cinco días después.

La masacre de Aguas Blancas, donde policías estatales asesinaron a 17 civiles, provocó en 1996 la caída del gobernador Rubén Figueroa Alcocer, compadre del ex presidente Ernesto Zedillo y conocido como El Chómpiras.

Entonces, la Suprema Corte de Justicia de la Nación concluyó que sí existió violación de los derechos humanos, pero el caso no concluyó en determinar responsabilidades penales, aun cuando además de Figueroa Alcocer cayeron personajes como el general Mario Arturo Acosta Chaparro, uno de los principales actores en la guerra sucia en la década de los 60 y 70 del siglo pasado, quien fue asesinado a balazos en abril de 2012.

El gobierno de Zedillo, por conducto de la Secretaría de Gobernación, promovió que el interino de Figueroa Alcocer fuera Aguirre Rivero.

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