Columba Vértiz De La Fuente
Proceso
MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- El célebre especialista en medios de comunicación Javier Esteinou Madrid consideró que Roberto Gómez Bolaños, conocido como Chespirito, “se volvió una de las piezas claves del famoso modelo de la televisión para los jodidos (Televisa), una de las máximas expresiones de Emilio Azcárraga Milmo, el padre de Azcárraga Jean”.
Chespirito creó las series “El Chavo del 8” y “El Chapulín Colorado”, populares no sólo en México sino en Estados Unidos y Latinoamérica, sobre todo en los años setenta y ochenta.
Esteinou Madrid, quien el pasado jueves 27 fue nombrado por el Senado miembro del Consejo Cultivo del Nuevo Sistema Público de Televisión del Estado Mexicano, dijo que “lo positivo de esos proyectos de Gómez Bolaños fue que hacían reír al público, lo malo es que no pasó a otra fase, y eso para un desarrollo tecnológico tan complejo como es la televisión, es una pobreza de visión”.
En entrevista el autor de los libros Medios de comunicación y construcción de la hegemonía (1992), Economía política y medios de comunicación: Acumulación, ideología y poder y El Sistema Morelos de satélites y su impacto en la sociedad mexicana (1992), entre otros, indicó que Chespirito se volvió un cliché de una forma de difundir la comunicación de un consorcio:
“Tuvo una capacidad de estilo de narración para penetrar a todos los sectores más sencillos. Cabe aclarar que eso corresponde a una etapa de tipo de televisión que se hizo en la segunda generación de Televisa y que ya no se ha repetido en esta tercera generación. Este actor cómico logró convertirse en un icono para reflejar cierta perspectiva de lo que sería la imagen de lo mexicano y nacional en el extranjero. Fue una forma de entretenimiento masivo que tuvo mucho éxito y manejaba los códigos narrativos más elementales, no tenía códigos complejos, más bien eran sumamente primitivos”.
-¿Pero por qué gustó en toda Latinoamérica?
-Al tener esa forma narrativa tan básica logró también tocar otras áreas de las mentalidades, las afectividades y la estructura cerebral del componente latinoamericano porque no es muy distinto de lo que es el componente mexicano. Es una cultura que nos cruza a través de todo el continente salvo con algunas variantes. Hay un asentamiento de formaciones indígenas. Pero lo lamentable es que la forma narrativa que logró no estuviera acompañada de otro contenido: otros valores y de otra visión axiológica más civilizatoria, sólo se quedó a niveles de emocionamiento psicoemocional. No introdujo otras visiones éticas, morales, humanistas, creativas, educativas, culturales, etcétera, dejó el simple entretenimiento que daba alto rating y por lo tanto cumplía con las leyes del mercado para seguir viviendo.
“De lo que tendría que arrepentirse Televisa es que nunca aprovechó al tener éxito con ese tipo entretenimiento para generar otro proyecto para construir una base civilizatoria de la sociedad, sino que lo dejó como un negocio rentable porque captaba muchos auditorios, pudo seguir teniendo éxito e introducir al mismo tiempo una visión filosófica y cultural”.
-¿Televisa se encajonó allí?
-Sí. En todo el periodo que transmitió Chespirito paralelamente se daba toda la decadencia del sistema educativo nacional, se fueron generando las bases de la inseguridad, el desmoronamiento ético-moral de nuestra sociedad, se daba un deterioro ecológico que avanzaba en el país de manera acelerada hasta la catástrofe en la cual nos encontramos ahora; se aceleró una desnutrición que llevó a los niños de Oaxaca, Chiapas y Guerrero a que no estuvieran sanos.
“En las universidades se empezaba a declarar que no había cupo para todos los estudiantes, empieza una crisis del sistema de salud pública, al grado que después de muchas décadas somos el país con mayor obesidad y diabetes, eso es lo lamentable”.
Manifiesta que por azares de la vida un personaje que desarrolló un modelo de comunicación en México muere en el momento que surge un consejo ciudadano para el sistema público televisivo, y se pregunta:
“¿Qué puede significar?, ¿qué debemos hacer los ciudadanos?, ¿volver a repetir el modelo Chespirito en los medios públicos? o ¿cuál debe ser nuestra misión como representantes de una sociedad que está en una fase de convulsión tremendamente demostrada? Es decir, ¿cuál debe ser el perfil de los medios de comunicación como la televisión en el momento en el que se encuentra México?”, sostuvo.