Mancera (bruto como su jefe EPN) cede a presión mediática y ordena investigar a corruptazo delegado de Iztapalapa

Redacción Proceso

MÉXICO, D.F. (apro).- De nueva cuenta, la presión mediática obligó al jefe de Gobierno de esta capital, Miguel Ángel Mancera, a dar un viraje en su postura frente a escándalos propios o de sus allegados:

En el caso particular del alboroto que rodea a Jesús Valencia, jefe delegacional de Iztapalapa, Mancera minimizó inicialmente el asunto al considerarlo un “tema personal” y tras revelarse que el auto que chocó pertenecía a un contratista de la demarcación que gobierna y las contradicciones en que incurrió, el mandatario capitalino metió reversa y ordenó a la Procuraduría General de Justicia y a la Contraloría General iniciar investigaciones por su cuenta.

La madrugada del pasado 17 de diciembre, Valencia Guzmán estrelló el vehículo en el bulevar De la Luz y Paseos del Pedregal, al sur de la ciudad, cuando presuntamente iba saliendo de una fiesta.

Era una camioneta Jeep Grand Cherokee, modelo 2015 blindada –valuada en 877 mil pesos– que le “prestó” el dueño de la constructora Amexire, quien resultó ser proveedor de la misma delegación por contratos de más de 50 millones de pesos.

Ese mismo día por la mañana, la delegación envió un comunicado en el que informó que “una gripa y largas jornadas de trabajo fueron factores para que el delegado tuviera el percance que por fortuna no pasó a mayores”.

Más tarde, en diversas entrevistas, Valencia Guzmán comenzó a caer en contradicciones pues aseguró que se distrajo porque “iba texteando” y debido a que tomó un medicamento antigripal, se quedó dormido.

Al día siguiente, Mancera minimizó el tema:

“Obviamente está en una esfera de responsabilidad directa personal, hay alguna explicación que hemos escuchado con interés y obviamente este es un tema personal”, dijo en conferencia.

El asunto no quedó ahí. Diputados locales y federales, así como senadores del PAN comenzaron a atacar y exigir la renuncia de Valencia, representante de la delegación más poblada de la Ciudad de México –1.9 millones de habitantes–, considerada como el bastión político del PRD en la capital.

Para el sábado 20, el tema creció. Valencia se enfrascó en un debate vía Twitter con el senador panista Javier Lozano, quien creó el hashtag #RenunciaValencia y lo acusó de “corrupto” y “bravucón”.

Los tuiteros lo calificaron de “borracho” y de estar relacionado con el exalcalde de Iguala, José Luis Abarca, quien se mantuvo escondido durante varios días en una casa ubicada en Iztapalapa.

El jefe delegacional alegó que él tiene su propio coche, pero que aquella noche usó uno prestado. También dijo que sólo bebe jugo de naranja, aun cuando hubo testigos que aseguraron que al momento de chocar llevaba aliento alcohólico.

El intercambio de mensajes en la red social duró alrededor de 40 minutos y terminó cuando el mismo Valencia reconoció que su caso ya estaba en manos de la Contraloría General del gobierno capitalino:

“Como es de conocimiento público la Contraloría iniciará una actuación de oficio si su servidor (ha) cometido una falta renunciaré inmediatamente (sic)”, escribió.

Con todo el escándalo durante seis días, el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, se vio obligado a decir que el accidente dejó de ser un tema personal y que será investigado por la Procuraduría General de Justicia del DF en el área de servidores públicos.

“La instrucción del gobierno de la ciudad es realizar una investigación detallada, transparente y, por supuesto, a fondo. El contralor tiene esta instrucción… Hay una denuncia en la Procuraduría General de Justicia de la capital y eso se tendrá que agotar, obviamente en el marco de legalidad”, dijo el pasado lunes.

El mandatario local agregó que “la ciudad tiene que cumplir con su obligación. Dejó de ser un asunto estrictamente personal, donde se empezaron a conocer todas estos posibles señalamientos y estas conductas que deben ser investigadas”.

Y afirmó que la averiguación previa con todo el antecedente, “se tiene que llevar en el área de servidores públicos”. Y advirtió que las instancias que deban indagar todo lo ocurrido se harán cargo del caso.

Mancera Espinosa negó que haya tenido comunicación con Jesús Valencia desde que ocurrieron los hechos.

El delegado de Iztapalapa asumió el cargo en el 2012, como parte de los candidatos afines al exjefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, con quien trabajó durante varios años.

Sin embargo, a propósito de las elecciones internas del PRD a escala nacional y local, declaró que se unía a la corriente que encabeza el actual secretario de Gobierno del DF, Héctor Serrano. Trascendió que está interesado en contender por una curul en la ALDF.

PGJDF abre investigación

Además de lo que declaró Mancera, la Fiscalía de Servidores Públicos de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), informó que inició una investigación de hechos contra Jesús Valencia Guzmán, a raíz de que un ciudadano presentó una denuncia por la difusión pública que se hizo tras chocar una camioneta, propiedad de un contratista del gobierno de esa demarcación.

El procurador Rodolfo Ríos Garza detalló que hasta el momento no se presume ningún delito; sin embargo, se hará la indagatoria. Agregó que lo único que presentó el ciudadano es un documental con las notas periodísticas que se difundieron desde el incidente.

El caso de Jesús Valencia no es el primero que Mancera desecha y, días después, retoma.

A principios de diciembre, el entonces secretario de Seguridad Pública del DF, Jesús Rodríguez Almeida, fue severamente criticado por grupos defensores de derechos humanos y usuarios de las redes sociales, por las detenciones violentas y arbitrarias hechas por granaderos capitalinos durante las marchas por el caso Ayotzinapa.

Pese a las críticas, el funcionario felicitó a los uniformados y se vanaglorió de su actuación, incluida el uso de la fuerza, “porque restablecieron el orden público, le guste a quien le guste”.

En un primer momento Mancera dijo que el uso de la fuerza debe ser “el último recurso” de la policía contra las manifestaciones. Pero las críticas no pararon hasta que el 5 de diciembre anunció que Rodríguez Almeida había presentado su renuncia al cargo.

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