- Familias enteras pasan en sus refugios uno de los inviernos más crudo de su vida
- Manuel los dejó sin hogar y ahora viven como nómadas en improvisadas casas de manera
ARTURO DE DIOS PALMA
La Jornada
Cochoapa el Grande, 9 de enero. En la comunidad de Pie de Maguey, los más de 500 damnificados por la tormenta Manuel que se encuentran refugiados ahí desde hace casi un año, están pasando uno de los inviernos más crudos: algunos días los pasan en sus casas de lámina y piso de tierra soportando los 2 grados centígrados de temperatura.
Para llegar a la comunidad de Pie de Maguey hay que pasar por la cabecera municipal de Cochoapa el Grande, tomar un camino de terracería y serpentear un enorme cerro hasta cruzarlo por completo. Ahí detrás está el refugio de los damnificados de la comunidad de San Miguel Amoltepec el Viejo.
La cabecera municipal está a 2 mil metros sobre el nivel del mar; Pie de Maguey está seguramente muchos metros más alto.
En Pie de Maguey, desde marzo del año pasado, están más de 500 damnificados de San Miguel. Salieron de su pueblo huyendo después de dos días de intensas lluvias y ante las altas posibilidades de que uno de los cerros que los rodeaba se derrumbara.
La predicción fue correcta: al tercer día de lluvias un alud de lodo se vino encima del pueblo. La mitad quedó sepultado.
Desde entonces, los pobladores de San Miguel Amoltepec el Viejo se quedaron sin hogar. Ahora, después de andar de nómadas por un tiempo, están en este refugio durmiendo bajo casas construidas con paredes de madera, con techos de lámina de cartón y aluminio y piso de tierra, a la espera de que el gobierno federal les termine las casas que les prometió.
Mientras, tienen que soportar cualquier inclemencia del tiempo: el calor, las lluvias y, ahora, el frío.
El pasado 5 de enero, el día del recorrido por el refugio, se combinó el frió y el viento. Esta combinación provocó que portar una playera, un suéter y una chamarra al mismo tiempo, no fuera suficiente para mermar los efectos de la baja temperatura.
Este día el frío se pudo aproximar hasta los 2 grados centígrados.
Ni aunque uno se pusiera frente a los rayos del sol del mediodía, el frío cedía.
A esa hora los niños, algunos vestidos con suéteres sencillos y otros más con puras playeras, tiritaban por el frío. Pero no había forma de esconderse de él.
En los rostros de los niños se podía mirar la crudeza del frío: las mejillas las tenían enrojecidas y por sus narices, a muchos de ellos, les escurrían mucosidades.
Pero en realidad no hay forma de evitar el frío. Dentro de sus casas las condiciones cambian muy poco. Las láminas de aluminio y las paredes construidas con tablas –que dejan huecos entre una y otra– no detienen el viento helado.
El pasado 7 de enero el secretario de Protección Civil, Raúl Domingo Miliani Sabido, reconoció que se entró a la etapa más cruda de la temporada invernal.
También dijo que tienen un pronóstico de que la temperatura en La Montaña alta descienda hasta tres o dos grados. Pese a ese pronóstico, por la comunidad de Pie de Maguey no se mira ninguna acción del gobierno para minimizar la crudeza del frío.