- El problema de fondo, el desbordamiento de la laguna, sigue sin ser resuelto, critican
- Entrega Sedatu en Tixtla casas endebles: Colegio de Arquitectos
- Le sobran a la dependencia más de 10 mdp, porque colocó techos de lámina: Cozovi Ocampo
- El ayuntamiento debió supervisar la obra; la constructora no puede ser juez y parte, observa
MARGENA DE LA O
La Jornada (Foto: Quadratín)
Tixtla, 13 de julio. Alicia Ramiro Sánchez, habitante del barrio de Santuario, en Tixtla, aceptó la casa que le construyó la Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano (Sedatu), igual que a los otros afectados por la tropical Manuel, como única y última opción. “De algo a nada…”, contestó con una mueca y hundiendo la cabeza en los hombros al preguntarle si estaba conforme.
En el presupuesto oficial, cada una de las casas cuesta 120 mil pesos, pero su precio real bien podría ser mucho menor, por el material con que fueron construidas, según el Colegio Guerrerense de Arquitectos.
El tabulador de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción indica que cada metro cuadrado de casa de interés social tiene un costo de unos 3 mil 500 pesos.
Las casas que entregó el titular de la Sedatu, Jorge Carlos Ramírez Marín, el sábado 12 de julio a 10 familias, de 22 ya construidas hasta ese momento, de las 103 proyectadas, son de características distintas: cemento comprimido, cubierto por tablas de madera, mondenes de acero, techo de lámina, ventanas de cristal y débil estructura de metal, en una superficie de 47 metros cuadrados. La Sedatu etiquetó 23 millones de pesos para todas las casas de Tixtla, aunque la suma de las 103 casas de 120 mil pesos casa es de menos de 12.5 millones de pesos.
El presidente del Colegio Guerrerense de Arquitectos, Cozovi Ocampo Guzmán, dijo que son viviendas de menos costo por el techo de lámina.
Las casas, que se ven por varios puntos del barrio de Santuario como si fueran de estampas, todas igual –la misma forma, tamaño, diseño, pintura (rojo y blanco)–, con la misma fachada de madera y lámina, quizá cumplen los requerimientos estructurales de calidad, porque ese sistema constructivo prefabricado se ciñe a estándares; el problema, para el arquitecto, es que ninguna autoridad oficial supervisó que el material fuera suficientemente resistente.
Por ejemplo, comentó, el ayuntamiento de Tixtla debió supervisar la obra, “porque la empresa que construyó no puede ser juez y parte”. Además, denunció, estas obras se levantaron sin la licencia de construcción del ayuntamiento; “entonces, es una obra ilegal”.
El problema que visualizó en las casas va más allá de lo inmediato, porque les aniquilaron la posibilidad de ser construcciones progresivas, o sea que las familias no podrán ampliarlas, no resistirían. El Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden) establece como requerimiento principal que las casas mínimamente tengan 35 metros cuadrados.
La casa prefabricada que levantó Sedatu para la familia de Alicia ocupa sólo una parte del terreno en que estaba su anterior casa, que derribó la lluvia de Manuel, en calle Morelos 144. En esa casa, que dos días antes de la entrega oficial todavía no tenía ningún servicio básico conectado, vivirían Alicia; su esposo, Antonio Vázquez Damián, y su hija con su esposo, quienes no tendrían opción de ampliarla. “Conforme, conforme… (dice con gesto como de resignación); pero le digo, de algo a nada”, se consuela.
La familia Mier Peralta, que tenía su casa en Insurgentes y Guerrero, definitivamente dijo no a la Sedatu, y prepara el terreno para construir poco a poco, personalmente, una casa.
Calle Pinzón también quedó inundada en septiembre porque la tormenta tropical Manuel incrementó el nivel de la laguna Negra –en esos días su acopio incrementó al triple, de 6 millones 800 metros cúbico de agua a 18 millones 270 mil metros cúbicos–, y por esa razón la Sedatu reconstruyó algunas casas, igual que las otras, que todas.
El profesor Juan José Abraján es afectado, pero se negó a que la secretaría le reconstruyera, y prefirió pedir al Fovissste un préstamo de 80 mil pesos para levantar su casa de manera tradicional , con cemento, varillas, ladrillos y demás. Hace dos meses se lo otorgaron, y su casa incluye altas bardas que están en obra negra.
El problema de Tixtla en cada temporada de lluvias va más allá de casas resistentes. Cada temporada de lluvias la laguna Negra incrementa sus niveles y sale hasta la mancha urbana, o sea el barrio de Santuario, y ninguna autoridad federal previó en el proyecto de reconstrucción de Guerrero (y en los más de 37 mil millones de pesos etiquetados para 2014) drenar la laguna.