Martha Martínez
Reforma
Cd. de México (09 noviembre 2014).- La deuda contratada en lo que va de la presente administración ha contribuido a mantener una inercia de gasto que desfavorece la inversión y privilegia las erogaciones en rubros como sueldos y salarios de servidores públicos, pensiones del gobierno federal y el pago de servicios administrativos para el funcionamiento de la administración pública.
Informes de la Secretaría de Hacienda indican que la deuda contratada en lo que va de la «administración» de Peña asciende a más de 528 mil millones de pesos.
A esta cifra se sumarán 672 mil 595 millones de pesos en 2015, de acuerdo con la Ley de Ingresos del próximo año, lo que arrojará un total de más de un billón 200 mil millones de pesos.
Esto implica un crecimiento de 19.6 por ciento respecto a 2012, el último año del anterior Gobierno.
Estas cifras indican que la deuda no sólo ayudó a mantener la inercia del gasto corriente, sino que financió el incremento de éste.
El gasto corriente durante el Gobierno peñista ha crecido en 5 por ciento al pasar de 2 billones 461 mil millones de pesos en 2013 a 2 billones 578 mil millones de pesos en 2014.
Y se tiene previsto que, en 2015, aumente cerca de 2 puntos porcentuales más al alcanzar los 2 billones 623 mil millones de pesos.
De cara a la aprobación del Presupuesto de Egresos 2015, especialistas advierten que contratar deuda para mantener un alto nivel de gasto corriente no es una fórmula sostenible.
«Si juntamos un incremento de los ingresos tributarios limitado con una inercia de gasto muy fuerte, estamos en una situación muy complicada», sostiene Héctor Villarreal, director del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria.
«Pero viene un tercer factor: al menos en el corto y mediano plazo, a estos ingresos tributarios no petroleros no sólo les estás pidiendo que te absorban la parte de gasto que está aumentando. Tienen que absorber también las reducciones que va a seguir habiendo de ingresos petroleros.
«Una vez que pones todo eso sobre la mesa, ¿hay una manera realista de que nuestro déficit sufra reducciones importantes en los siguientes años? La respuesta es no», añadió.
Mariana Campos, coordinadora del Programa de Presupuesto, Gasto Público y Rendición de Cuentas de la organización México Evalúa, explica que el hecho de que la deuda se adquiera a partir de estimaciones de crecimiento poco realistas es preocupante.
«En 2014, se aprobó una deuda que, supuestamente, iba a representar el 40.5 por ciento del PIB, pero en realidad va a representar 41.9 por ciento porque el PIB va a ser más pequeño.
«Es decir, nuestra economía va a dejar de tener aproximadamente 600 mil millones de pesos que Hacienda estimó que íbamos a tener», advierte.