Enrique Galván Ochoa
La Jornada
La verdad oficial durante el sexenio de Felipe Calderón fue que la violencia no afectaba negativamente el desarrollo económico. Así lo expresaron en más de una ocasión su último secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, y otros funcionarios de primer nivel. Los dos primeros años de Peña Nieto fueron dedicados a gestionar las reformas estructurales, tomando como punto de partida el Pacto por México. Se engolosinaron con la bienvenida que les dio la prensa internacional. En cuestión de semanas se ha trastocado la imagen. La chamusquina de edificios públicos, tiendas y vehículos en Guerrero y estado de México ha alcanzado al Mexican moment. Ahora resuta patética la portada de la revista Time con el título Saving México. La revista británica The Economist dice en su edición más reciente que las atrocidades de Iguala y Tlatlaya ponen en evidencia que ‘‘México está lejos de ser un país de leyes” y, sin embargo, son tan necesarias como las reformas. Estos hechos son ‘‘suficientemente serios para cambiar el rumbo del gobierno de Peña Nieto’’. Pero ¿está dispuesto a tomar otro rumbo? La protección al gobernador Ángel Aguirre parece indicar lo contrario. Por su lado, el diario USA Today, el de mayor circulación en Estados Unidos, opina que la desaparición de los 43 normalistas en Iguala es un ‘‘recordatorio alarmante de que la violencia delictiva persiste en México pese a la insistencia de Peña Nieto de que la situación está mejorando’’. Tal vez fuera del país hubo quienes creyeron en las cifras y las gráficas que mostraban la mejoría, pero internamente pocos lo admitieron. The New York Times escribe en su primera plana del domingo, bajo el título ‘‘México encuentra muchos cadáveres, pero no a los estudiantes perdidos’’, que si de algo ha servido la búsqueda de los desaparecidos es para ‘‘confirmar que la crisis del crimen organizado en México, donde se sabe que fueron asesinados decenas de miles en la guerra contra las drogas de años recientes, podría ser peor de lo que han admitido las autoridades’’. ¿Y está dispuesto Peña Nieto a llamar a cuentas a Felipe Calderón? No hay indicios de que eso pueda llegar a suceder. The Washington Post, a su vez, dice: ‘‘A nadie debe sorprender que ninguno de los 28 cadáveres en las fosas fuera de los normalistas’’, pues es conocido que la sierra de Iguala es un ‘‘basurero humano’’. El diario concluye que esto ‘‘ha destrozado la campaña de relaciones públicas de Enrique Peña Nieto al desviar la atención internacional hacia los fracasos en materia de seguridad’’. Para el Washington Post, se ha pasado del Mexican moment al M exican murder.
Amado Yáñez, descuatificado
De repente le cambió la suerte al ex Señor de los Gallos, Amado Yáñez. El principal accionista de Oceanografía fue consignado por los cargos de lavado de dinero y defraudación fiscal, que son delitos graves, por lo que no alcanza libertad bajo fianza, de acuerdo con la PGR. El empresario fue detenido el lunes por la tarde al salir de un restaurante en la ciudad de México, con base en una orden de localización y presentación de la Agencia de Investigación Criminal, y fue puesto a disposición de la Seido para declarar en relación con tres averiguaciones previas. El pasado 23 de marzo, Yáñez se había presentado voluntariamente a declarar ante el Ministerio Público por el fraude a Banamex y fue arraigado en su casa de Acapulco, donde convaleció de una intervención quirúrgica. Se le dictó auto de formal prisión, pero pudo seguir el proceso en libertad, porque estaba acusado de un delito que calificaron de no grave. La Procuraduría General de la República confirmó que además se le investiga en Estados Unidos por incumplir la ley estadunidense del secreto bancario, operaciones irregulares y lavado de dinero del narcotráfico. Más lo que se acumule… Yáñez tiene una gran oportunidad: denunciar a los personajes políticos que le pusieron la escalera para que ascendiera a la cima… y ahora lo están dejando hundirse en la sima.
Coca-Cola crece a pesar del impuesto
Coca-Cola Femsa, la mayor embotelladora del mundo, dio a conocer que sus ingresos aumentaron 11.4 por ciento y sus utilidades netas crecieron 13.2 en el tercer trimestre de este año. Coca-Cola tuvo éxito con la estrategia de colocar nombres propios en las latas y otros envases del refresco, además de lanzar la marca Coca-Cola Life, endulzada con una mezcla de azúcar natural y stevia. Entre julio y septiembre de este año, la compañía ingresó 41 mil 781 millones de pesos, esto representa 11.4 por ciento más comparado con el mismo periodo de 2013. En otras palabras, la adicción a la Coca-cola pudo más que el aumento de precio derivado del impuesto. ¿Será necesario pensar en otro? Este es el momento. La ley de ingresos se hornea en el Congreso.