Francisco Castellanos J.
Proceso
LA RUANA, MICH. (Proceso).- Hipólito Mora, fundador de las autodefensas de esta demarcación, y Luis Antonio Torres, El Americano, comandante de las fuerzas rurales de Buena Vista Tomatlán, señalan al comisionado Alfredo Castillo Cervantes como el principal responsable del enfrentamiento del martes 16.
No es la primera vez, dicen, que se exacerban los ánimos. Ya el 29 de julio pasado hubo un diferendo en el cual hubo por lo menos 14 muertos y Castillo no actuó, pese a que fue advertido con antelación, comenta Mora.
–¿Usted lo alertó? –se le pregunta.
–Desde hace muchos meses. Incluso tengo como testigos a muchos periodistas. Le supliqué que pusiera atención sobre todo al Americano.
Mora afirma que la Gendarmería ya había abandonado la comunidad cuando su gente fue atacada por los seguidores de aquél.
Luego de la confrontación del martes 16 en la que murió su hijo Manolo Mora Moreno, El Americano dijo que todo se inició cuando la Gendarmería abrió fuego contra su grupo.
Y no obstante que hay una grabación donde se escucha cuando ordena el ataque, reitera que él sólo respondió al fuego de los aliados de Mora. “No sabemos qué pasó, qué arreglo tenían los de la Gendarmería con el grupo de Hipólito”, comenta.
Relata que cuando él y su grupo fueron atacados transitaban por la avenida principal de la comunidad, e incluso muestra los impactos de bala que recibió la camioneta en la que viajaba: “Una persona de Hipólito o de las mías no puede dejar impactos de una M60. Tenemos audios y ahí se escucha cómo detonan sus carrilleras. Esas son armas de la Gendarmería”.
El Americano dio su testimonio ante el subprocurador de Apatzingán, Victorino Porcayo, y el subprocurador de Lázaro Cárdenas, José Juan Monroy, horas después que Mora, quien asegura en entrevista que el culpable de todo es el comisionado y aclara que el enfrentamiento no se debió a enconos personales entre él y El Americano.
Cuando el corresponsal le pregunta sobre las fallas en la estrategia del gobierno federal, Mora responde: “Yo no quiero venganza, sino justicia; quiero saber qué pasó y dónde queda el acuerdo (para pacificar la región). Siempre he pedido al gobierno seguridad en la localidad. Si hay un pueblo con alto riesgo de enfrentamiento, ese es La Ruana”.
–Ya le tomaron su declaración. ¿Qué les dijo?
–Ya les explique cómo pasaron los hechos. Les dije a los dos que me la tomaron: “Chingo a mi madre si va una mentira”.
–¿Le preguntaron si disparó?
–Sí.
–¿Qué les contesto?
–La verdad: sí disparé. Lo hice para defenderme. Estoy seguro que no le pegué a nadie… Siempre he aceptado las cosas como son. No me gustan las mentiras.
“Siempre voy a decir la verdad”
Le preocupa, dice Hipólito Mora, que le vayan a inventar delitos e intenten encarcelarlo de nueva cuenta.
–¿Quiénes?
–Alfredo Castillo.
–¿Le tiene miedo por su familia?
–No, no. Ahí está mi familia. Me mataron a mi hijo.
Pese a ello, confirma que seguirá participando sin dejar las armas. “Ni uniforme ni una gorra van a cambiar mi forma de pensar. Yo voy a seguir siendo Hipólito Mora; esté donde esté, siempre con los mismos pensamientos”.
–¿Ha tenido más amenazas del otro grupo?
–No. Ya consiguieron lo que querían: matar a mi hijo.
Con la voz entrecortada relata que solían decirle a sus seguidores: “Prepárense porque está cerca su final”. Yo les decía a los muchachos que no les contestaran. Pensaba que el gobierno se encargaría de detener a los agresores, pero fue inútil.
–El comisionado Castillo insiste en que el del martes 16 no fue un pleito entre autodefensas y fuerzas rurales, sino entre usted y El Americano…
–Yo nunca he discutido con El Americano; nunca le he dicho una mala palabra ni él a mí, a pesar que es la persona que más odio en la tierra. Él también me agarró mucho coraje desde que descubrí que estaba dejando entrar a su grupo a personas cercanas al Chayo, a La Tuta. Él mismo lo ha declarado: hay muchos “arrepentidos” por aquí.
–¿Ha crecido la delincuencia desde que llegó Castillo?
–Ustedes lo están viendo. Todos lo estamos viendo, no sólo quienes vivimos en Michoacán. Todos los días hay decapitados, secuestrados, asesinados. Ahí está el caso de la joven enfermera de Uruapan, quien fue degollada; también las extorsiones, los secuestros, el ocultamiento de la verdad.
“La situación ha empeorado, pésele a quien le pese. Yo siempre voy a decir la verdad, por eso me pasó lo que me pasó. Castillo faltó en su deber de pacificador.”
–¿Cree que él intente fabricarle alguna responsabilidad por el enfrentamiento del martes 16?
–Ojalá no lo haga. Ya estuve dos meses, 65 días en la cárcel injustamente. En esta ocasión lo único que hice fue defenderme.
–¿Identifica por nombre o apodo a quienes iniciaron el ataque?
–No. Era mucha gente, unos 400. No voy a dar ningún nombre para que lo metan a la cárcel. No lo voy a hacer. Hay mucha gente a la que no conozco.
–¿Qué tipo de armamento traía la gente del Americano?
–Lanzagranadas, armas de calibre 50, cuernos de chivo, R-15; AR-15. Hay evidencias. Vinieron los peritos y vieron los impactos.
–¿Fue la Gendarmería la que inició el tiroteo, como dice El Americano?
–No, es mentira. Estos muchachos están haciendo bien su trabajo.
–¿La falta de interés del comisionado ocasionó eso?
–Es posible. Quisiera que no pasara otra vez. Quisiera que el dolor que estoy sintiendo ahorita no lo tuvieran los padres, hijos y amigos de los otros 10 muchachos.