Emiliano Gómez, El Gato, dice que escuchó que al gobierno le conviene “que uno se muera, para pagarle el seguro, en vez de la liquidación”.
CLAUDIO VARGAS
La Jornada
Recostado sobre un viejo sillón, sosteniendo sus brazos con un bordón de madera silvestre, Esteban Emiliano Gómez López, policía con 44 años de antigüedad, con sus cejas y pelo cano aguarda el llamado, o para hacer sus exámenes de control y confianza o para recibir su liquidación conforme a lo que marca la ley.
Con 84 años de edad, Gómez López, con mirada gris por la carnosidad en sus ojos, es uno de los más de 150 uniformados que, no obstante que no alcanzarán una pensión, esperan aunque sea aparecer en la lista de los que serán dados de baja para recibir el pago por el servicio de media vida que han entregado en esa corporación policíaca.
El gato le dicen de cariño a Emiliano, el policía más longevo de esa corporación y, bien prevenido, de su bolsa terciada en su cuerpo sacó un documento con su nombramiento como policía tercero fechado el 15 de mayo de 1970, firmado por el entonces presidente municipal Israel Nogueda Otero.
“Dicen que para el gobierno es mejor que uno se muera, para pagar el seguro, que darle una liquidación”, expresó con desgano Gómez López. Como él hay otros más que apenas sí pueden sostenerse y que sin embargo no han sido llamados ni para una cosa ni para la otra.
En el plantón a la entrada de la Dirección de Tránsito, Leonel Avilés Catalán, con 61 años a cuestas, observó a cuatro de sus compañeros, con uniformes arrugados y despintados, jugar las cartas mientras otros se encontraban tirados en el suelo recuperando fuerzas a dos meses de lucha, sin poder conseguir nada.
“Esperan que el gobierno les cambie 20 por 100 por ciento de la liquidación que les ofrecieron, de lo contrario serán eternos en la espera de que las demandas prosperen y les pague lo que marca la ley, no en el discurso sino en los hechos”, sentenció Avilés Catalán.
“A veces quisiéramos no haber sido nunca policías”, expresó otro uniformado apostado en la entrada principal de la SSPPC, asqueado de tanto plantón y marchas; “no entiendo al gobierno, se queja de la delincuencia y mira cómo nos tiene aquí cobrando por no hacer nada, aún cuando el deseo de todos es trabajar pero que sin embargo con la llegada del Mando Único, pagan justos por pecadores”.