Jorge Monroy
El Economista
Aunque el titular de la PGR, Jesús Murillo Karam, consideró conveniente que los militares del 27 Batallón de Infantería en Iguala no hayan salido la noche del ataque contra los normalistas, estudiantes de la Normal Ayotzinapa narraron que los militares sí salieron la noche del 26 de septiembre, cuando fueron atacados por la policía de Iguala.
“Andaban persiguiéndonos, intimidándonos, diciéndonos que nos iban a llevar, fotografiándonos a todos, pidieron nuestros nombres, y nos dijeron bien claro: denos sus nombres reales, porque si nos dan un nombre falso, nunca los van a encontrar”, narró el normalista Omar García, quien esa noche terminó en el Hospital Cristina, ubicado en la calle Álvarez 41 en Iguala, donde era atendido Aldo Gutiérrez Solano, el joven que aún se debate entre la vida y la muerte por la ruptura de cráneo que le provocaron los policías municipales.
Omar García contó que luego de ser atacados por los elementos policiacos de Iguala, los normalistas que pudieron corrieron hacia las casas o al cerro. En su caso, dijo, pidió auxilio en el hospital Cristina para su compañero Aldo, lo que también le sirvió de refugio. Luego se presentaron unos 15 elementos del Ejército en el nosocomio y los sometieron e intimidaron.
“(Los militares) nos acusaron de allanamiento de morada, claro que salieron, ahí estaban a unas calles. En lugar de ayudar, nos dijeron que nos iban a echar a la policía otra vez. En lugar de perseguir a los que nos habían agredido, nos sometieron a nosotros.
“Ellos llegaron, andaban patrullando las calles. Los compañeros que estábamos escondidos en casas o en el hospital Cristina dijimos: ¿y si salimos y nos entregamos al Ejército? ¿si les pedimos ayuda? Y muchos dijimos sí, porque nos tienen que ayudar, y otros decían, no, no, peor nos va a ir. Pero al final de cuentas tuvimos que hacerlo porque iban revisando las casas, e iban a entrar al hospital Cristina. Por lo tanto, yo y otro compañero bajamos al frente de todos y les dijimos que estábamos ahí porque teníamos miedo, y porque la policía municipal nos estaba siguiendo, y empezaron también a agredir cortando cartucho, apuntándonos con armas y diciéndonos que nosotros nos lo habíamos buscado.
“Nos dijeron: eso les pasa por revoltosos, querían ponerse con hombrecitos, amárrense los pantalones”.
Ante los reproches de por qué el Ejército Mexicano no auxilió a los estudiantes la noche del 26 de septiembre, cuando fueron atacados con disparos por parte de la policía municipal en el centro de Iguala, a unos metros del batallón de Infanteria, el procurador Jesús Murillo Karam consideró el viernes pasado que fue lo más conveniente, pues el panorama habría sido sido peor. “El Ejército, como todos los ejércitos del mundo, se mueve sólo con órdenes y qué bueno. Yo nada más le quiero hacer una pregunta, ¿qué hubiera pasado si el Ejército hubiera salido en ese momento?, ¿a quién hubiera apoyado?, obviamente a la autoridad constituida, hubiera sido un problema mucho mayor. Qué bueno que no salió”.
Omar García, estudiante de Ayotzinapa, afirmó: “Está mintiendo, el Ejército sí salió. Hay mucha gente que vio al Ejército. Maestros que estaban ahí que les pidieron sus datos”. El ataque de la policía de Iguala contra los estudiantes que iban en autobuses provocó la muerte a seis personas y la desaparición de 43 estudiantes que, de acuerdo con la investigación, fueron entregados por los policías al grupo criminal de los Guerreros Unidos, quienes los asesinaron.