Antonio Nieto
Reforma
Cd. de México (13 octubre 2014).- Por no haber sido identificados ni reclamados por nadie, 685 cadáveres fueron enviados a fosas comunes desde el 1 de enero del 2011 y hasta julio de este año.
Estadísticas del Tribunal Superior de Justicia local (TSJDF), solicitadas por medio de la Ley de Transparencia, indican que el número de cuerpos sepultados en fosas comunes va en aumento.
En el 2011 fueron 130; en 2012, 190; el año pasado, 303, y hasta julio de 2014 sumaban 62 los cadáveres que tuvieron ese destino.
«Lo que pasa con este tipo de cadáveres es que, la mayoría de las veces, sufrieron un grado de contaminación tal que imposibilita su identificación, por ejemplo, si está calcinado o fue devorado por fauna.
«Incide el tiempo en que fue encontrado, o en algunas ocasiones faltan partes del cuerpo fundamentales para la identificación, como manos o dentadura, y en el sitio donde fue hallado no hay más indicios dónde rastrear material genético», explicó un perito en genética, quien pidió omitir su nombre al no estar autorizado para dar entrevistas.
Según los números del TSJDF, en los últimos dos años, 74 de los restos no identificados corresponden a mujeres, cuyas edades van de los 15 a los 45 años de edad.
En alguno casos, las autoridades realizan reconstrucciones de los rostros de las víctimas no identificadas, con la esperanza de que alguien las reconozca y reclame los restos.
Si eso no ocurre, el MP solicita al Instituto de Ciencias Forenses (Incifo), que envíe el cuerpo a la fosa común.
REFORMA posee 12 fichas elaboradas por la Fiscalía de Homicidios, donde se detalla la situación del mismo número de cuerpos que no han sido reclamados.
Entre ellos están 3 mujeres, un hombre decapitado, uno calcinado, un quemado, y otro del cual sólo quedan huesos.
Una de las fichas muestra el cuerpo de un hombre, localizado en 2012 en la Colonia Tlalpuente, en Tlalpan.
Bajo el expediente FTLP/TLP-2/T3/00519/12-03 se detalla que murió calcinado, y se adjuntó un retrato de cómo podría verse el rostro para que familiares lo reconocieran, pero nunca nadie lo hizo.
No se sabe quién ni por qué asesinó al hombre de entre 18 y 23 años de edad, el cual tampoco presenta una seña particular importante para facilitar su identificación.