Fernando Inés Carmona
La Jornada
Tehuipango, Ver.- Tal es el fracaso de los programas, federales y estatales, de asistencia social, que este municipio no puede dejar los primeros lugares de pobreza y de una elevada migración, en especial a Estados Unidos y a Canadá. Más de la mitad de la población continúa en medio de pobreza y el 50 por ciento de ellos en extrema, “la miseria empeora y cada vez hay menos oportunidades de crecer”.
Pese a programas de asistencia social, todo sigue igual; hay que vivir en la sierra “para sentir la pobreza”, recomienda Lidio Limón López, párroco de la iglesia de Santiago Apóstol en este municipio.
Lo peor de todo es que el escenario en este municipio “es más difícil. No sólo enfrentamos la pobreza, sino que ahora cada vez son menos las oportunidades para los niños y los jóvenes en especial”, admite.
La labor pastoral de Lidio Limón lo ha llevado a convivir con la pobreza, a sentirla en las comunidades más alejadas; conoce y entiende a la gente de este municipio, “y de otros más que visitamos en labores pastorales”.
El fracaso de los programas sociales que se impulsaron desde hace dos años en la sierra de Zongolica se debe a una causa principal: nadie les dio seguimiento. “Vinieron, los anunciaron, dieron unos apoyos pero estamos en la misma situación”.
Estamos igual que hace muchos años, “y eso nos preocupa porque hay muchos niños en las familias, y no hay suficiente acceso para todos para que por lo menos estudien la primaria. El problema se registra en casi todos los municipios de la sierra de Zongolica, ahí está Mixtla de Altamirano, o Astacinga, Tlaquilpa, San Juan Texhuacan, en algunos las cosas mejoraron ligeramente, “pero en términos generales es la misma tónica”.
Quizá el único avance que tiene Tehuipango, sobre otros municipios, es que ya cuentan con instalaciones del Instituto Tecnológico de Zongolica, con secundaria técnica y telesecundaria, pero no más.
Otro de los motivos que arruinaron los programas de asistencia es que no se impulsan proyectos productivos, “trajeron láminas y tinacos para agua y se las entregaron a algunas familias, pero qué hace una familia con esas láminas y un tinaco; lo que quieren es comer, ir a la escuela, tener un negocio propio para poder comer. No se trata de darles láminas y tinacos. “Hay que darles apoyos para que ellos mismos impulsen sus ingresos conómicos”.
Las cocinas comunitarias tampoco tienen éxito en sus proyecciones, “quienes los organizaron no tomaron en cuenta que los más necesitados no reciben la ayuda porque tiene un costo de 5 pesos cada comida y si nos vamos a los números, las familias en la sierra se integran de hasta seis personas y al día serían 70 pesos por dos comidas y los ingresos apenas si son se 70 pesos y no de todos los días”.
Los programas de asistencia social “no disminuyeron los índices de pobreza, sólo vinieron a paliar y no a resolver, urgen verdaderas acciones que ayuden a disminuir la marginación y dar mejores resultados”.