Mónica Delgado
Reforma
París, Francia (02 noviembre 2014).- Para efectuar un performance y erigir un altar en memoria de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, un grupo de mexicanos residentes en París eligió un lugar de arte.
Foto: Reforma
Estudiantes, amas de casa o profesionistas se dieron cita en la céntrica plaza Igor Stravinsky, a un costado del Centro de Arte y Cultura Georges Pompidou y de la Iglesia Saint-Merri, en el barrio de Beaubourg, para decorar una mesa con papel picado, calaveritas y velas, mientras un grupo de mujeres bordaba pañuelos con los nombres de los 43 desaparecidos.
«Es una réplica del movimiento de Bordados por la Paz que se lanzó en México. Cada puntada es como un pensamiento por cada uno de ellos», explicó a REFORMA una de las bordadoras, Libertad Morales, que estudía un posdoctorado en París.
Frente a la fuente de esta plaza, adornada con las multicolores obras de Jean Tinguely y Niki de Saint-Phale, los activistas también dibujaron en el suelo el mapa de México antes de que algunos de ellos se acostaran entre sus límites.
«También es una réplica de un performance que hubo en Sinaloa. Es nuestra versión», dijo una de las participantes, Patricia Guerrero, especialista de conservación en patrimonio audiovisual.
Al caer la noche y con todas las velas prendidas, 43 personas portando un cartel con la fotografía de los desaparecidos leyeron en voz alta el nombre de cada uno de los 43 normalistas.
«Vivos se los llevaron y vivos los queremos», gritaron al terminar y antes de pronunciar otras frases contra el Gobierno mexicano al que calificaron de corrupto o asesino y de pedir la renuncia del Presidente Peña Nieto.
El performance se llevo a cabo frente a decenas de personas, la mayoría residentes mexicanos que acudieron al lugar especialmente para presenciar el acto, pero también curiosos que pasaban por el lugar.
«Nos parece importante hacer estos actos en el extranjero porque el Gobierno mexicano escucha cuando se empieza a ensuciar su imagen. Sentimos que sí tenemos impacto, estos actos se difunden después mucho por las redes», opinó Patricia Guerrero.
«En todo caso sí sentimos que de algo sirve hacer estos actos y eso nos motiva para continuar», agregó la activista.