Mujer (¿televisada?) rocía con gas pimienta a manifestantes que pedían dignificar escuela en el Puerto de Veracruz

Roxana Aguirre
La Jornada (Foto: La mujer que agredió a la protesta en carretera Veracruz-Xalapa/ Foto AVC Noticias)

Veracruz, Ver.- El llanto del bebé es de dolor, se escucha sobre los gritos de la muchedumbre, su madre desesperada, con los ojos llorosos y llenos de lágrimas le limpia la carita desesperada arropándolo con su pecho, mientras el grupo enardecido arremete contra la mujer que les roció el gas pimienta, con tal de cruzar la manifestación.

Desesperada por la hora y el bloqueo, Rosevelin Márquez Calva, una mujer muy delgada y bajita, bajó de su auto rosa con un recipiente oscuro en su mano, algunos de los manifestantes pensaron que era spray, no fue hasta que lo roció y los dejó momentáneamente sin ver, cuando se percataron de la naturaleza del producto; de inmediato la muchedumbre la rodeó; un par de mujeres comenzaron a empujarla, una muy molesta le dio dos golpes con el puño cerrado, ella buscaba defenderse sin éxito, después le llegó una patada, terminó adoptando una posición fetal sobre el cofre de un carro con las manos sobre la cabeza; pero la multitud no perdió el control.

Los habitantes de Colinas de Santa Fe habían tomado la carretera Veracruz-Xalapa desde hacía varios minutos; cansados de las largas que el gobierno y Espacios Educativos les ha dado por años, decidieron una vez más manifestarse para lograr que se les construya el plantel de la escuela Enrique C. Rébsamen que está ubicada ahora en tres casas diminutas a las que se le derrumbaron las paredes de las habitaciones, cuya alambrada está a punto de caer y donde la educación física y el homenaje se hace en la calle.

Fue entonces cuando Rosevelin perdió el control, sin pensar que en su acto terminaría por afectar a Heréndira Bautista y a su bebé de tres meses, que en ese momento estaba amamantando y apenas pudo cubrir con la sábana para que no le cayera de lleno el gas pimienta en la cara.

“Empezó a rociar como loca, estábamos normal en la manifestación el bebé lloró y le cayó en la boquita, lo logré cubrir con la sábana y a mi me tocó en toda la cara, sentí mucho ardor y empezamos a toser todos, no pensé que fuera a pasar eso, nosotros estábamos en paz, quien sabe en qué estaría pensando la señora”, explicó.

Perla Guadalupe y Frida Saraí acompañaban a sus madres en la manifestación para conseguir una mejor escuela, pero ni ellas pudieron protegerlas, el gas les dejó los ojos irritados, no paraban de llorar y toser, los vecinos corrieron por botellas de agua en un intento vano de parar los efectos del gas pimienta; otro pequeño no dejaba de hacer arcadas sin volver el estómago y gritar el mal que sentía.

“Estabamos para que nos construyan la escuela, entonces yo pensaba que nos iba a echar spray pero entonces empezamos a toser, me tapé y me agaché y otras vecinas le enjuagaron la cara”, explicó María de Jesús Gómez Mondragón.

Mientras todo eso ocurría en la salida del fraccionamiento que estaban bloqueando, Francisca Lara Cruz, presidenta mesa directiva de la escuela primaria federal Enrique C. Rebsamen, estaba dialogando con enviados de las autoridades.

“Tenemos la problemática que no tenemos escuela, los niños toman clase en unas casas prestadas, tres casas donde se dan los seis grupos, año pasado tomamos la carretera también porque no tenemos escuela y nos faltaban maestros, la SEV nos cumplió y tenemos cubierta la matrícula de la mañana pero la de la tarde no (…) queremos que nos construyan la escuela, el año pasado el gobierno del estado se comprometió a construirla siempre y cuando Homex lo done”, afirmó.

Los manifestantes, que rodearon a los enviados de las autoridades, se empeñaron en ver al alcalde, pero él no se presentó, estaba atendiendo un compromiso político con el gobernador Duarte en el World Trade Center, la inauguración de la Feria del Emprendedor.

“Están con un techo de lámina, cercados como un pollo, primero segundo y tercero 1015, y el resto 1045, hacen educación física en la calle, molestamos a los vecinos no tenemos la culpa de estar en esta situación”, afirmó.

El tiempo transcurría lento para Rosevelin que seguía encerrada en su automóvil, afuera los policías trataban de calmar a los ciudadanos que estaban empeñados en hacerla salir, enfrentarla, sin embargo, ella se negó, en todo momento se tapó el rostro con unos papeles que temblaban con su mano.

Fue hasta que después de muchos intentos un policía estatal logró que le abriera la puerta, se introdujo en el asiento del conductor que ella le había cedido sin bajarse del vehículo; arrancó y comenzó el camino hacia la Comandancia de Playa Linda, mientras, paradójicamente, los agredidos iban en la batea y la cabina de la patrulla.

Fue hasta el mediodía cuando los manifestantes, que se colocaron a las 8 de la mañana, accedieron retirar el bloqueo con la condición de un diálogo. Trascendió que Rosevelin “se arregló” con los agredidos para evitar que iniciaran un proceso en su contra; la burocracia de la justicia.

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