Jorge Escalante y Fernando Paniagua
Reforma
Cd. de México, México (03 octubre 2014).- El capo Héctor Beltrán Leyva y su operador financiero Germán Goyeneche infiltraron a la clase política y empresarial de Querétaro y San Miguel de Allende, en Guanajuato.
Ambos personajes encabezaban importantes desarrollos inmobiliarios de esa región como Otomí, un exclusivo complejo residencial hípico, construido dentro de un centro ceremonial prehispánico.
Goyeneche, además de ser militante del PVEM, tenía relación con políticos panistas, como el diputado federal Ricardo Villarreal.
Incluso el lunes pasado participó en primera fila en una reunión con Villarreal quien busca ser Alcalde de San Miguel de Allende.
El operador financiero de Beltrán encabeza en Querétaro las empresas inmobiliarias Trinvest; Centurion Real Estates and Resorts; Inversiones Inmobiliarias y Construcción; Grupa Baresa; Concretos Premezclados del Río y la empresa minera Grupo Gallazo de Oro.
”Nos trastoca, nos incomoda, es sorprendente para nosotros (como familia); la verdad es que no había ninguna señal”, dijo ayer su primo Fernando Goyeneche Villalobos, actual director de Inspección del municipio de Querétaro.
Héctor Beltrán y Goyeneche fueron capturados el miércoles en un restaurante de mariscos de San Miguel de Allende.
‘¡Héctor! ¿traes pistola?’
“¡Héctor!, ¿traes pistola cabrón?”, fue la frase que soltó un agente federal encubierto cuando desenfundó su arma y apuntó a Héctor Beltrán Leyva “El H”, sentado en una mesa del restaurante Mario´s.
El presunto líder del Cártel de los Beltrán Leyva mostró sorpresa y respondió con un breve “no”.
Otro agente apuntaba también con un arma a la mesa donde Beltrán comía con Germán Goyeneche, su supuesto operador financiero.
En un primer momento, autoridades municipales afirmaron que el capo y su cómplice habían sido detenidos en el restaurante Pescau. Sin embargo, la empresa negó ayer que las detenciones se hubieran registrado en ese lugar.
Eran las 13:30 horas del miércoles pasado cuando “El H” llegó a la plaza comercial “Pueblito”, ubicada en la colonia San Antonio, a bordo de una camioneta Mercedes Benz con matrícula UKP 4144 de Querétaro.
Acudió acompañado de Goyeneche y ocuparon una de las cinco mesas que existen en Mario’s.
Se ubicaron cerca de la entrada al área de cocina.
A las 13:45 horas arribaron dos parejas jóvenes y se sentaron a un lado del sitio donde Beltrán Leyva comía ceviche y callo de hacha.
Al fondo del lugar, en una mesa estaba la señora Josefina de la Paz Cepeda, propietaria del sitio y quien hace un año llegó a San Miguel de Allende acompañada de su hijo Mario Cabrales de la Paz.
Decidieron dejar su tierra, Mazatlán, para probar suerte con el restaurante donde la especialidad son mariscos estilo Sinaloa.
A las 14:50 horas los dos hombres que estaban acompañados de sus parejas se levantaron bruscamente. Sacaron pistolas y apuntaron a la mesa vecina.
Beltrán Leyva no tuvo tiempo de nada.
Al momento del amago, una mujer salió corriendo y enseguida regresó con elementos de la Marina.
Ingresaron y sometieron a Beltrán Leyva que se mantenía sentado.
El hijo de la propietaria y dos empleados se quedaron quietos en el área de cocina.
Cuando las fuerzas federales ingresaron pidieron al presunto narcotraficante que se pusiera de pie. Fue esposado y subido a un vehículo de fuerzas federales.
Goyeneche no fue esposado y fue conducido tomado de la espalda por dos agentes.
Casi a punto del infarto, Josefina no podía hablar, pero seguía con la mirada cada momento.
“Cálmese señora, no pasa nada. Este es un animal, una bestia”, le soltó un agente a la dueña del lugar.
“Fue algo espantoso. Dios mío, yo pensé que se iban armar los balazos. Vi cuando dos hombres que llegaron con dos mujeres sacaron sus pistolas y apuntaron a Héctor, porque así lo llamaron”, señaló en entrevista.
Los marinos y agentes federales estuvieron en el restaurante menos de cinco minutos y partieron.
Hace un año Josefina y su hijo llegaron a este lugar.
“El terco de mi hijo me convenció de venirnos para acá para poner un restaurante”, comentó.
El pequeño sitio es concurrido por personas de nacionalidad estadounidense.
“Al menos se fue con la barriga llena, comió mucho, casi de todo, estaba comiendo a manera de bota el callo de hacha y el ceviche. Ya iba a pagar”, señaló Mario Cabrales en relación a Beltrán Leyva, cuya camioneta permanecía hasta ayer en la zona de estacionamiento.